Hijos de Ruckauf
04/11/09
Por Claudia Cesaroni
(APe).- La muerte de un adolescente de 18 años en ocasión de un robo a su casa, donde vive con su madre y su hermana, es una tragedia.
Un disparo en el ojo a un ex jugador de fútbol, aparentemente porque intentó evitar que le robaran su auto, es una tragedia.
En el primer caso, el de Santiago Ubarri, apenas sucedió se hizo presente en el lugar el intendente de Tigre, Sergio Massa, y dijo: “Espero que detengan a los asesinos, y que se pudran en la cárcel”.
En el segundo caso, el de Fernando Cáceres, el gobernador de la provincia de Buenos Aires Daniel Scioli instó a la policía a que “tenga la total determinación de enfrentarse con los delincuentes y abatirlos cuando las circunstancias sean de estas características”.
Las declaraciones de Massa y de Scioli son resumen y herencia de aquellas célebres e inolvidables palabras con las que Carlos Ruckauf definió entre 1999 y 2001 su política de seguridad: a la policía le dijo que “meta bala a los delincuentes”. Y a los delincuentes, les deseó que “se pudran con sus manos agarradas a las rejas oxidadas de la cárcel.”
Pueden cuestionarse estas palabras -que se traducen en decisiones políticas- por brutales y por violatorias de los derechos humanos. Pero además, es preciso recordarles a los Massa y los Scioli que no sirven. La invitación a meter bala a diestra y siniestra conduce solo a más muertes de presuntos “delincuentes”, y también de policías, de eventuales rehenes, de gente que pasaba por ahí.
Cuando Scioli sentencia que los autores del disparo contra Cáceres son dos adolescentes de 15 y 16 años, que ambos son “inimputables”, y que en consecuencia, la gran solución para terminar con la inseguridad es aprobar rápidamente los proyectos de régimen penal juvenil que se están discutiendo en el Congreso, hace varias cosas.
En primer lugar, viola el principio de inocencia y el derecho de defensa en juicio que tienen todas las personas, incluidas obviamente las posiblemente acusadas de este delito en particular.
Luego, miente parcialmente, porque conforme la legislación vigente, los adolescentes de 16 años son punibles.
Y en tercer lugar, confirma lo que venimos diciendo: que los proyectos de reforma penal juvenil que se debaten en el Congreso tienen como principal objetivo, no brindar más garantías, sino castigar a más adolescentes, introduciendo en el sistema penal a los de 14 y 15, haciéndole creer a “la gente” que allí, en el eslabón más débil de la cadena, reside el origen de la violencia y del delito.
Mientras se mantienen intocados los negocios ilegales que conducen a matar para conseguir un auto que luego termina en un desarmadero; el manejo del circuito de drogas lícitas e ilícitas; la trata de personas, todo ello con complicidad policial y política; esos proyectos son parte de las políticas que traducen en prácticas y en normas jurídicas a discursos tan falsos como peligrosos.
04/11/09
Por Claudia Cesaroni
(APe).- La muerte de un adolescente de 18 años en ocasión de un robo a su casa, donde vive con su madre y su hermana, es una tragedia.
Un disparo en el ojo a un ex jugador de fútbol, aparentemente porque intentó evitar que le robaran su auto, es una tragedia.
En el primer caso, el de Santiago Ubarri, apenas sucedió se hizo presente en el lugar el intendente de Tigre, Sergio Massa, y dijo: “Espero que detengan a los asesinos, y que se pudran en la cárcel”.
En el segundo caso, el de Fernando Cáceres, el gobernador de la provincia de Buenos Aires Daniel Scioli instó a la policía a que “tenga la total determinación de enfrentarse con los delincuentes y abatirlos cuando las circunstancias sean de estas características”.
Las declaraciones de Massa y de Scioli son resumen y herencia de aquellas célebres e inolvidables palabras con las que Carlos Ruckauf definió entre 1999 y 2001 su política de seguridad: a la policía le dijo que “meta bala a los delincuentes”. Y a los delincuentes, les deseó que “se pudran con sus manos agarradas a las rejas oxidadas de la cárcel.”
Pueden cuestionarse estas palabras -que se traducen en decisiones políticas- por brutales y por violatorias de los derechos humanos. Pero además, es preciso recordarles a los Massa y los Scioli que no sirven. La invitación a meter bala a diestra y siniestra conduce solo a más muertes de presuntos “delincuentes”, y también de policías, de eventuales rehenes, de gente que pasaba por ahí.
Cuando Scioli sentencia que los autores del disparo contra Cáceres son dos adolescentes de 15 y 16 años, que ambos son “inimputables”, y que en consecuencia, la gran solución para terminar con la inseguridad es aprobar rápidamente los proyectos de régimen penal juvenil que se están discutiendo en el Congreso, hace varias cosas.
En primer lugar, viola el principio de inocencia y el derecho de defensa en juicio que tienen todas las personas, incluidas obviamente las posiblemente acusadas de este delito en particular.
Luego, miente parcialmente, porque conforme la legislación vigente, los adolescentes de 16 años son punibles.
Y en tercer lugar, confirma lo que venimos diciendo: que los proyectos de reforma penal juvenil que se debaten en el Congreso tienen como principal objetivo, no brindar más garantías, sino castigar a más adolescentes, introduciendo en el sistema penal a los de 14 y 15, haciéndole creer a “la gente” que allí, en el eslabón más débil de la cadena, reside el origen de la violencia y del delito.
Mientras se mantienen intocados los negocios ilegales que conducen a matar para conseguir un auto que luego termina en un desarmadero; el manejo del circuito de drogas lícitas e ilícitas; la trata de personas, todo ello con complicidad policial y política; esos proyectos son parte de las políticas que traducen en prácticas y en normas jurídicas a discursos tan falsos como peligrosos.
También tu vientre
05/11/09
Por Néstor Sappietro
(APe).- La guerra civil española había terminado y él, un poeta que había peleado en el frente republicano, rodaba de cárcel en cárcel...
La Guardia Civil franquista desplegaba toda su crueldad con los prisioneros.
Sin embargo, Miguel Hernández, enfermo, debilitado y torturado por los guardias, escribía desde la más feroz oscuridad, uno de los poemas más dotado de hermosura de los que se ha dedicado a una mujer.
El poeta le hablaba a su esposa, y al mismo tiempo, le ponía adjetivos a los días que les tocaba vivir.
“Menos tu vientre, todo es confuso. Menos tu vientre, todo es futuro fugaz, pasado, baldío y turbio... Menos tu vientre, todo es oculto. Menos tu vientre, todo inseguro, todo postrero, polvo sin mundo. Menos tu vientre, todo es oscuro. Menos tu vientre claro y profundo”.
Solo en el vientre de su mujer encontraba el poeta lo claro y lo profundo...
La información que llega desde Córdoba bien puede ser la contra cara de aquel poema.
Laura, empleada de un tambo, puso un aviso en un diario provincial ofreciendo su vientre en alquiler para mejorar su situación económica.
“Me niegan la tenencia de mis hijos. Hasta que no tenga un buen porvenir la jueza no me los da. Mis hijos están en Morteros con el padre”.
Laura señala que tomó la decisión junto a su actual pareja y ya tuvo ofertas, incluso en el exterior del país.
Estas noticias, cuando aparecen en los medios provocan cierto revuelo y algún que otro debate doméstico.
Estas noticias son la muestra precisa de los atajos que toma la desesperación.
Desde esos atajos los desesperados ofrecen sus órganos para conseguir un techo o para poder alimentar a sus pibes...
Desde esos atajos, mujeres como Laura, encuentran en el alquiler de su vientre la única opción para recuperar a sus hijos.
Nadie está en condiciones de juzgar a los desesperados.
Solo podemos suponer los motivos que generan la impotencia de no saber cómo salir.
El “buen porvenir” que le exigen a Laura para pelear la tenencia de sus pibes se lo arrancaron en algún lugar de su historia.
Detrás de estas noticias siempre están agazapados los constructores del desprecio y la indiferencia.
Lo cierto es que la belleza del poema de Miguel Hernández se desvanece en el aviso publicado por Laura.
Las palabras pierden su sentido.
Hasta lo claro y profundo, que el poeta encontraba en el vientre de su mujer, está exiliado en la vida de Laura.
Por esa razón, pidiendo disculpas al poeta, le vamos a sustraer los adjetivos para buscarle una explicación a esos avisos que cada tanto aparecen ofertando pedacitos de dignidad.
En el corazón de los desesperados todo es confuso, todo es futuro fugaz, pasado, baldío y turbio...
En el corazón de los desesperados, todo es oculto, todo inseguro, todo postrero, polvo sin mundo.
En el corazón de los desesperados, todo es oscuro.
Fuente de datos:
Diario de Cuyo - San Juan 26/10/09
Mirando al Bicentenario (desde la villa)
03/11/09
Por Oscar Taffetani
(APe).- Por estas horas, el ex futbolista Fernando Cáceres se debate entre la vida y la muerte, con la desalentadora certeza de que aun si sobrevive, los daños cerebrales ocasionados por el balazo que recibió en un intento de robo, serán irreversibles. Ramón y Eustaquio, hermanos del deportista, declararon a la prensa que se extrañan de que Fernando hubiera decidido internarse con su lujoso automóvil por las calles de Ciudadela, localidad vecina a la avenida General Paz que tiene una alta tasa de robos y asaltos a mano armada. "No sabíamos qué hacía en esa zona -dijo uno-, Fernando no frecuentaba ese lugar por razones de seguridad”.
El drama de Cáceres cobró mayor publicidad por tratarse de un conocido futbolista, con trayectoria en clubes del país y el exterior. Pero los intentos de robo o secuestro con desenlace trágico, en Buenos Aires y el Conurbano bonaerense, ya se cuentan por decenas.
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agenciapelota@pelotadetrapo.org.ar
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