Hay que nacer a la escucha de los niños y adolescentes
Lomas de Zamora (Buenos Aires), 22 document.write(meses(12)); Dic. 09 (AICA)
Mons. Jorge Lugones, obispo de Lomas de Zamora
“Cuando la mujer está próxima al parto rompe la bolsa, o el médico ayuda, porque está cercano el nacimiento, va a dar a luz. Si contamos con Dios, podernos salir y romper la bolsa, como el que va a nacer: romper la bolsa de mirarme a mí mismo, romper la bolsa de tantas soledades, y animarme a salir, a ver la verdadera luz desde la otra vereda”, expresa el obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Rubén Lugones S.J., en su mensaje de Navidad.
Sostiene que para muchos jóvenes de hoy, enfrentar la vida “no es fácil, sobre todo cuando tenemos problemas, agresiones y violencia, que parecen sin solución, tenemos conflictos, que no sabemos cómo encararlos”. Al respecto, tras señalar que “la actitud de María es la confianza en Dios” y la de José “es escuchar a Dios”, afirma: “Esta contemplación de la angustia de María, del dolor de José, también es la de tantos chicos y chicas, que hoy no encuentran quien los pueda escuchar, alentar, acompañar; cuando los desalientos, las dudas, las incomprensiones, no les dejan romper la bolsa, y se les cierran los caminos para ver la luz”.
El obispo lomense afirma además que “Dios con nosotros, también rompe la bolsa, y aunque pareciera que ya no hay lugar en nuestros corazones ocupados, satisfechos, atrincherados en nuestras seguridades, nos viene a decir: en mi corazón humano y divino siempre hay lugar, ¡cuenta conmigo!”
“Hay muchos adolescentes y jóvenes que lo conocen porque algo han oído, otros nunca escucharon hablar de Él, otros no lo aceptan, porque les hemos mostrado una imagen tan lejana... y hoy podríamos decirles: está cerca tuyo, se hizo niño siendo Dios, Él sí que te comprende...”, prosigue el texto.
Monseñor Lugones llama a los adultos a reflexionar y a que también ellos rompan la bolsa y nazcan a la escucha, a la paciencia, a la compasión, a la tolerancia y a la indulgencia para con los niños y adolescentes.
Con respecto a la escucha, les recomienda además “hablarles bien, sin gritos y sin cansarnos, pues la semilla plantada, con el viento de Dios, no sabemos en qué momento dará su fruto”. Nacer a la paciencia, explica, “es no solo aguante, sino que debería ser también compasión, padecer con el otro, y muchas veces, ponerme en su lugar”. Nacer a la tolerancia “es soportar a pie firme, y resistir”, y a la indulgencia, “sería el perdón y por qué no, la dulzura”.
“Navidad no es sólo el nacimiento del Señor, debe ser también nuestro nacimiento, y puede ser el nacimiento de muchos jóvenes y adolescentes, que necesitan aun nacer, existir, tener un lugar, una identidad, un sueño... un gesto de cercanía: Hay muchos que no cuentan con nadie”, advierte.
Por último, sostiene que la Navidad “debiera ser un acontecimiento extraordinario y único” y subraya. “¿Qué debemos romper nosotros para nacer a los demás, para nacer con los demás, para que otros puedan reconocerse como amados y queridos? Que puedan también ellos experimentar, que unas manos abiertas los reciben, unos labios sonrientes los besan, unos brazos cercanos les dan el calor perdido... una palabra de ternura les acaricia el oído. Navidad es donación, entrega, ofrecimiento, romper la bolsa me pone a tiro del hermano, nacer a la luz del Amor de Dios, me hace reconocerme desde mi pobreza para que cuenten conmigo: con lo que soy y lo que tengo”.+
Texto completo del mensaje
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