La derecha en el centro
12/01/10
Por Alfredo Grande
“la culpa la tiene el chancho; y el que le da de comer, es su cómplice”
(aforismo implicado)
Suspenderán la comida de 3 millones de chicos por la deuda
Los proveedores de los comedores escolares bonaerenses decidieron no entregar las viandas a partir del 1º de marzo próximo, según informó a través de un comunicado la Asociación de Prestadores de Servicios de Comedores Escolares de la Provincia.
Además, anunciaron que más de un millón de chicos que asisten a los colegios que mantienen actividades en verano ya se ven afectados por la falta de distribución de comida. El motivo de la medida es la deuda que tiene el gobierno provincial, que estimaron en unos 400 millones de pesos por los meses de septiembre, octubre, noviembre y diciembre. La decisión de los proveedores de comedores escolares afecta a unos 10 mil establecimientos educativos, según estimaron desde la asociación que los núcleo” Al no poder cobrar la deuda que mantiene el gobierno provincial desde septiembre hace imposible la compra de alimentos para distribuir una comida nutritiva entre los casi 3 millones de chicos que concurren a las escuelas públicas y que en muchos casos es el único plato de comida del día”, aclararon desde la entidad.
El presidente de la asociación, Hector Acevedo, dijo que “seguiremos en la lucha para que los pibes tengan su plato de comida y para que las autoridades aumenten de 2 a 5 pesos el plato de comida en la Provincia, que en Capital Federal tiene un valor de 7,80”.
(Diario Hoy - La Plata - 07-01-10)
(APe).- El horizonte cultural se ha conmovido. Nuevas e inesperadas mutaciones se han producido. Algunos ejemplos, que anticipan mas y mas profundos. “Mano a mano hemos redrado”; “si redré por este mundo la vergüenza de haber sido y el redror de ya no ser”; “y redrados del mundo responden, al gran pueblo argentino, redrú”; “redra,redra, tan maravillosa, como blanca redra, como redra hermosa”; “el gran redrón, mama, el gran redrón, cambia de colores según la ocasión”. Manteniendo la ley de entidades financieras de la dictadura genocida, que como bien se dijo, fue un plan criminal para imponer un modelo ecónomico de saqueo.Sin embargo, la legalidad del saqueo no fue modificada, mas allá que su memoria ha sido interpelada. Si tomamos al “golden boy” (aunque sería mas justo llamarlo “golem boy”) como el surgente glamoroso de los 90, tenerlo hace 6 años como dictador central de un banco, parece una muestra palpable y visuable de algo más que un error de gestión. Con Redrado en el Central y Scioli en Provincia, los 90 siguen como el sr Valdemar, ese extraño caso que Edgar Allan Poe describiera. Hipnotizado un segundo antes de morir, se mantenía mas allá de la vida pero mas acá de la muerte. Y Redrado es la golden face visible de que la maquinaria del despojo no sigue intacta, pero tampoco ha sido desmantelada. Como psicoanalista que soy, la pregunta que haré, sin ser del millón, al menos amerita algunos euros. “¿Y si Redrado hubiera dicho?: ¡Sí, Transfiero!”. Por razones que seguramente como los designios de dios son inescrutables, no lo hizo, pero sabemos que la lógica de los marrones 90 es oportunista y con la misma ética de un buitre hambriento. En tanto la res pública es claramente una res privada, a partir del divorcio contradictorio y no mediable entre lo estatal y lo público, lo reactivo (algo así como la inmediatez condensada) tiene más peso que el cambio planificado. En otros términos: después de más de 25 años de democracia, todavía no sabemos si es boxeo o es catch. La banda de los super malos (la hormiguita viajera del pami, el tranversal que dio el mal paso, la pitonisa del desastre, el torito que no le canta a la luna) aparecen en una dudosa maquinaria con piezas de un ford fairlaine y de una licuadora rizmar economatic. Antes que sea tarde: son máquinas locas, armadas de improviso, con el único fin de dinamitar a la banda de los pingüinos que llegaron del sur y si es posible, ocupar la Punta Tombo Rosada. Dime quien se opone y te diré quien eres. Si el valor del enemigo acrecienta tu victoria (cita nada intelectual pues pertenece al magistral Nippur de Lagash publicado en la maravilla literaria “El Tony”) en estos tiempos el poco valor de los enemigos ni siquiera permiten asegurar cuando es victoria, frente mas, frente menos, y cuando es derrota por poquito. Pero hay algo que todos compartimos: la agenda político mediática tiene tema para rato. Más allá de la desaparición de Luciano Arruga, castigado por no querer robar. O sea: torturado por resistirse a ser pibe chorro, los Pomar que inauguraron el rastrillaje imposible, lo cual prueba que hay una institución que hace lo que no debe y no hace lo que debe. Pero sigue. Mas allá de las formaciones reactivas de un ministro de seguridad, siguen y siguen. Están entre nosotros. Tienen control territorial, poder económico que no depende de ningún Central, y sobre todo, poder de policía y monopolio de la fuerza pública. Lo que define un Estado. ¿No es hora de pensar que, por ejemplo, el Estado Provincial denominado Provincia de Buenos Aires está incluido en otro Estado mas fuerte, mas consistente, denominado La Bonaerense?. Pero ni el pobrecito Luciano, ni los Pomar, ni los pibes masacrados en cromagnon, pueden disputarle protagonismo mediático al “rompe tujes” entre “el Central” y “la Patria”. Pienso que al menos, deberíamos tratar que ese debate, como los protagonizados por Lisandro de la Torre, sean en el Congreso. Incluso con “este” Congreso. De lo contrario, se perdió por poquito, pero se puede terminar perdiendo por goleada. Pensemos que entre las elecciones anticipadas y el receso estival de las sesiones (otro despropósito republicano nunca modificado) lo que se eligió a mediados de año solo tendrá realidad efectiva en marzo. Ese vacío se llena con tropezones y algunas caídas. Al fascismo se lo enfrenta en su propia madriguera, y no puede haber mas “liberales buenos” que están con la gobernabilidad, y “liberales malos” que son destituyentes. Los menemistas conversos son por los menos tan peligrosos como los liberales del verso. ¿Cómo enfrentar a la derecha, cuando la derecha está infiltrada en las dos veredas, en la calle, incluso en los cordones y en las rotondas de la democracia? No es simple, no es claro. Pero al menos, es mejor intentar cortar por lo sano que seguir cosiendo por lo enfermo. Una nueva ley de entidades financieras, reformar la carta orgánica del central, no parecen ser tareas menores, dado los resultados a la vista. Ahora bien: si la ley de partidos políticos consagra el bipartidismo, habrá muchas más penas y demasiados olvidos. No se tratará entonces, del centro derecha. Con dos partidos mayoritarios, la derecha estará en el centro. Porque la derecha destituyente es el hambre. Entonces, el que le da de comer será cómplice del chancho liberal.
Barrett, o el bicentenario con minúsculas
13/01/10
Por Oscar Taffetani
(APe).- “El río y los ferrocarriles hacen el drenaje de la dispersa riqueza, condensandola transitoria o permanentemente en Buenos Aires, que es el mercado, el puerto, la aduana; que es la Capital por ser el capital, anexando el gran volante de la administración a la feria de las vanidades y de los negocios; Buenos Aires, que por ser caja fuerte, es tribunal y cuartel; Buenos Aires, alambique céntrico, teatro instructivo de la lucha de clases en la América latina; Buenos Aires, donde los miles que usufructúan el lujo y los cientos de miles obligados a usufructuar la indigencia, se mezclan unos a otros en la democracia de las calles –la única democracia de estas latitudes-, se aprietan y se frotan, cargándose de una electricidad de venganza”.
A veces, releyendo El terror argentino y otras páginas –brillantes- de Rafael Barrett (Torrelavega, 1876 - París, 1910), nos dan ganas de ser Pierre Menard, aquel personaje de Borges, y sentarnos a escribir palabra por palabra esos mismos artículos de Barrett, con sus mismas comas y sus mismos adjetivos (sólo que con un siglo de diferencia), para intentar comprender lo que nos pasa.
Una colega se lamenta, por estas horas, de que la Argentina esté entrando al Bicentenario en medio de un conflicto de poderes y de una puja por el manejo de los fondos públicos.
“La celebración de Mayo –dice Alicia de Arteaga en La Nación- ha ingresado en la agenda de 2010 por las razones menos deseadas. De ahora en más, el Bicentenario quedará asociado irremediablemente al fondo que puso en jaque la continuidad del presidente del Banco Central, en lugar de ser una oportunidad única para acrecentar, entre otras cosas, el patrimonio artístico y arquitectónico, como ocurrió cien años atrás”.
Alguna vez creímos, como la citada colega, que el 2010 iba a ser una gran oportunidad, una foto auspiciosa que la nación iba a sacarse a sí misma, enarbolando sus más queridos símbolos, para mostrarse al mundo. Ya no lo creemos. Y no lo lamentamos.
En rigor, hay varias semejanzas entre la foto del Centenario y la foto del Bicentenario: el centralismo porteño y las asimetrías en el interior del país, por ejemplo; la injusticia social, la pobreza y la exclusión de importantes grupos de la población, para seguir. Porque los detalles arquitectónicos, cuando hablamos de desarrollo humano, son sólo eso: detalles.
Así también, hay grandes distancias entre el Centenario y el Bicentenario. Pensemos, sin ir más lejos, en la ignorancia, la falta de visión estratégica y las ambiciones subalternas de buena parte de nuestra dirigencia de estos días, cuyos defectos se hacen visibles a cada paso.
No obstante, deberíamos empezar a desdramatizar el Bicentenario. Deberíamos comenzar a escribirlo, por lo pronto, con minúsculas.
II
Una de las mejores semblanzas de Rafael Barrett que han quedado fue escrita por Alfonso de Laferrère, editorialista del diario argentino La Prensa, quien obviamente estaba en las antípodas ideológicas: “¿Quién era ese hombre esquivo –dice- piadoso y despiadado, que llegó al río de la Plata en 1903, vivió aquí siete años y se ubicó, desde sus primeros artículos americanos, entre los buenos escritores de la época? Era un desterrado”.
Lo que Laferrère disimulaba era que en la Argentina de la Semana Roja, la de la agitación social y la represión feroz de los cosacos, aquella Argentina que se preparaba para el primer Centenario, no había lugar para Rafael Barrett ni para los que pensaban como él, como no había lugar en la gran prensa para publicar las ideas libertarias.
La nefasta Ley de Residencia, en sus distintas variantes, campeaba. Y por eso Barrett –que la denunció desde el primer día- no pudo permanecer mucho en Buenos Aires, y ni siquiera en Montevideo, debiendo buscar en el Paraguay –más allá de la inestabilidad política y del obligado ostracismo- su definitiva patria.
No sería mala idea, pensamos, en este bicentenario con minúsculas, en este bicentenario des-dramatizado, reeditar El terror argentino. O también, en coproducción con nuestros vecinos y hermanos paraguayos, el clásico Lo que son los yerbales, que denunciaba la explotación atroz en los montes y plantaciones del país guaraní.
Sí, ésa sería una pequeña reparación, para un siglo de injusticias sobre Barrett. Una suerte de Ley de Residencia al revés, en donde la patria saluda y da la bienvenida al visitante que trae entre sus manos, no importa desde dónde, un claro gesto de lucha y dignidad.
La coherencia, la locura de Pardal
11/01/10
Por Néstor Sappietro
(APe).- La coherencia tiene un costo. Esto lo puede corroborar la leyenda de Eugenio Pardal, un hombre que llevó hasta las últimas instancias el precepto de ser consecuente con cada uno de sus dichos. Todo lo que expusiera en una reunión de amigos, en la charla de la oficina, o en su casa delante de sus hijos debía corresponderse con sus actos mundanos. Esto suena bien y hasta parece sencillo. No tenía más que mostrar con los hechos cada una de sus palabras. Sin embargo, puede resultar demasiado complejo si se lo lleva a los extremos que recorrió Eugenio Pardal.
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12/01/10
Por Alfredo Grande
“la culpa la tiene el chancho; y el que le da de comer, es su cómplice”
(aforismo implicado)
Suspenderán la comida de 3 millones de chicos por la deuda
Los proveedores de los comedores escolares bonaerenses decidieron no entregar las viandas a partir del 1º de marzo próximo, según informó a través de un comunicado la Asociación de Prestadores de Servicios de Comedores Escolares de la Provincia.
Además, anunciaron que más de un millón de chicos que asisten a los colegios que mantienen actividades en verano ya se ven afectados por la falta de distribución de comida. El motivo de la medida es la deuda que tiene el gobierno provincial, que estimaron en unos 400 millones de pesos por los meses de septiembre, octubre, noviembre y diciembre. La decisión de los proveedores de comedores escolares afecta a unos 10 mil establecimientos educativos, según estimaron desde la asociación que los núcleo” Al no poder cobrar la deuda que mantiene el gobierno provincial desde septiembre hace imposible la compra de alimentos para distribuir una comida nutritiva entre los casi 3 millones de chicos que concurren a las escuelas públicas y que en muchos casos es el único plato de comida del día”, aclararon desde la entidad.
El presidente de la asociación, Hector Acevedo, dijo que “seguiremos en la lucha para que los pibes tengan su plato de comida y para que las autoridades aumenten de 2 a 5 pesos el plato de comida en la Provincia, que en Capital Federal tiene un valor de 7,80”.
(Diario Hoy - La Plata - 07-01-10)
(APe).- El horizonte cultural se ha conmovido. Nuevas e inesperadas mutaciones se han producido. Algunos ejemplos, que anticipan mas y mas profundos. “Mano a mano hemos redrado”; “si redré por este mundo la vergüenza de haber sido y el redror de ya no ser”; “y redrados del mundo responden, al gran pueblo argentino, redrú”; “redra,redra, tan maravillosa, como blanca redra, como redra hermosa”; “el gran redrón, mama, el gran redrón, cambia de colores según la ocasión”. Manteniendo la ley de entidades financieras de la dictadura genocida, que como bien se dijo, fue un plan criminal para imponer un modelo ecónomico de saqueo.Sin embargo, la legalidad del saqueo no fue modificada, mas allá que su memoria ha sido interpelada. Si tomamos al “golden boy” (aunque sería mas justo llamarlo “golem boy”) como el surgente glamoroso de los 90, tenerlo hace 6 años como dictador central de un banco, parece una muestra palpable y visuable de algo más que un error de gestión. Con Redrado en el Central y Scioli en Provincia, los 90 siguen como el sr Valdemar, ese extraño caso que Edgar Allan Poe describiera. Hipnotizado un segundo antes de morir, se mantenía mas allá de la vida pero mas acá de la muerte. Y Redrado es la golden face visible de que la maquinaria del despojo no sigue intacta, pero tampoco ha sido desmantelada. Como psicoanalista que soy, la pregunta que haré, sin ser del millón, al menos amerita algunos euros. “¿Y si Redrado hubiera dicho?: ¡Sí, Transfiero!”. Por razones que seguramente como los designios de dios son inescrutables, no lo hizo, pero sabemos que la lógica de los marrones 90 es oportunista y con la misma ética de un buitre hambriento. En tanto la res pública es claramente una res privada, a partir del divorcio contradictorio y no mediable entre lo estatal y lo público, lo reactivo (algo así como la inmediatez condensada) tiene más peso que el cambio planificado. En otros términos: después de más de 25 años de democracia, todavía no sabemos si es boxeo o es catch. La banda de los super malos (la hormiguita viajera del pami, el tranversal que dio el mal paso, la pitonisa del desastre, el torito que no le canta a la luna) aparecen en una dudosa maquinaria con piezas de un ford fairlaine y de una licuadora rizmar economatic. Antes que sea tarde: son máquinas locas, armadas de improviso, con el único fin de dinamitar a la banda de los pingüinos que llegaron del sur y si es posible, ocupar la Punta Tombo Rosada. Dime quien se opone y te diré quien eres. Si el valor del enemigo acrecienta tu victoria (cita nada intelectual pues pertenece al magistral Nippur de Lagash publicado en la maravilla literaria “El Tony”) en estos tiempos el poco valor de los enemigos ni siquiera permiten asegurar cuando es victoria, frente mas, frente menos, y cuando es derrota por poquito. Pero hay algo que todos compartimos: la agenda político mediática tiene tema para rato. Más allá de la desaparición de Luciano Arruga, castigado por no querer robar. O sea: torturado por resistirse a ser pibe chorro, los Pomar que inauguraron el rastrillaje imposible, lo cual prueba que hay una institución que hace lo que no debe y no hace lo que debe. Pero sigue. Mas allá de las formaciones reactivas de un ministro de seguridad, siguen y siguen. Están entre nosotros. Tienen control territorial, poder económico que no depende de ningún Central, y sobre todo, poder de policía y monopolio de la fuerza pública. Lo que define un Estado. ¿No es hora de pensar que, por ejemplo, el Estado Provincial denominado Provincia de Buenos Aires está incluido en otro Estado mas fuerte, mas consistente, denominado La Bonaerense?. Pero ni el pobrecito Luciano, ni los Pomar, ni los pibes masacrados en cromagnon, pueden disputarle protagonismo mediático al “rompe tujes” entre “el Central” y “la Patria”. Pienso que al menos, deberíamos tratar que ese debate, como los protagonizados por Lisandro de la Torre, sean en el Congreso. Incluso con “este” Congreso. De lo contrario, se perdió por poquito, pero se puede terminar perdiendo por goleada. Pensemos que entre las elecciones anticipadas y el receso estival de las sesiones (otro despropósito republicano nunca modificado) lo que se eligió a mediados de año solo tendrá realidad efectiva en marzo. Ese vacío se llena con tropezones y algunas caídas. Al fascismo se lo enfrenta en su propia madriguera, y no puede haber mas “liberales buenos” que están con la gobernabilidad, y “liberales malos” que son destituyentes. Los menemistas conversos son por los menos tan peligrosos como los liberales del verso. ¿Cómo enfrentar a la derecha, cuando la derecha está infiltrada en las dos veredas, en la calle, incluso en los cordones y en las rotondas de la democracia? No es simple, no es claro. Pero al menos, es mejor intentar cortar por lo sano que seguir cosiendo por lo enfermo. Una nueva ley de entidades financieras, reformar la carta orgánica del central, no parecen ser tareas menores, dado los resultados a la vista. Ahora bien: si la ley de partidos políticos consagra el bipartidismo, habrá muchas más penas y demasiados olvidos. No se tratará entonces, del centro derecha. Con dos partidos mayoritarios, la derecha estará en el centro. Porque la derecha destituyente es el hambre. Entonces, el que le da de comer será cómplice del chancho liberal.
Barrett, o el bicentenario con minúsculas
13/01/10
Por Oscar Taffetani
(APe).- “El río y los ferrocarriles hacen el drenaje de la dispersa riqueza, condensandola transitoria o permanentemente en Buenos Aires, que es el mercado, el puerto, la aduana; que es la Capital por ser el capital, anexando el gran volante de la administración a la feria de las vanidades y de los negocios; Buenos Aires, que por ser caja fuerte, es tribunal y cuartel; Buenos Aires, alambique céntrico, teatro instructivo de la lucha de clases en la América latina; Buenos Aires, donde los miles que usufructúan el lujo y los cientos de miles obligados a usufructuar la indigencia, se mezclan unos a otros en la democracia de las calles –la única democracia de estas latitudes-, se aprietan y se frotan, cargándose de una electricidad de venganza”.
A veces, releyendo El terror argentino y otras páginas –brillantes- de Rafael Barrett (Torrelavega, 1876 - París, 1910), nos dan ganas de ser Pierre Menard, aquel personaje de Borges, y sentarnos a escribir palabra por palabra esos mismos artículos de Barrett, con sus mismas comas y sus mismos adjetivos (sólo que con un siglo de diferencia), para intentar comprender lo que nos pasa.
Una colega se lamenta, por estas horas, de que la Argentina esté entrando al Bicentenario en medio de un conflicto de poderes y de una puja por el manejo de los fondos públicos.
“La celebración de Mayo –dice Alicia de Arteaga en La Nación- ha ingresado en la agenda de 2010 por las razones menos deseadas. De ahora en más, el Bicentenario quedará asociado irremediablemente al fondo que puso en jaque la continuidad del presidente del Banco Central, en lugar de ser una oportunidad única para acrecentar, entre otras cosas, el patrimonio artístico y arquitectónico, como ocurrió cien años atrás”.
Alguna vez creímos, como la citada colega, que el 2010 iba a ser una gran oportunidad, una foto auspiciosa que la nación iba a sacarse a sí misma, enarbolando sus más queridos símbolos, para mostrarse al mundo. Ya no lo creemos. Y no lo lamentamos.
En rigor, hay varias semejanzas entre la foto del Centenario y la foto del Bicentenario: el centralismo porteño y las asimetrías en el interior del país, por ejemplo; la injusticia social, la pobreza y la exclusión de importantes grupos de la población, para seguir. Porque los detalles arquitectónicos, cuando hablamos de desarrollo humano, son sólo eso: detalles.
Así también, hay grandes distancias entre el Centenario y el Bicentenario. Pensemos, sin ir más lejos, en la ignorancia, la falta de visión estratégica y las ambiciones subalternas de buena parte de nuestra dirigencia de estos días, cuyos defectos se hacen visibles a cada paso.
No obstante, deberíamos empezar a desdramatizar el Bicentenario. Deberíamos comenzar a escribirlo, por lo pronto, con minúsculas.
II
Una de las mejores semblanzas de Rafael Barrett que han quedado fue escrita por Alfonso de Laferrère, editorialista del diario argentino La Prensa, quien obviamente estaba en las antípodas ideológicas: “¿Quién era ese hombre esquivo –dice- piadoso y despiadado, que llegó al río de la Plata en 1903, vivió aquí siete años y se ubicó, desde sus primeros artículos americanos, entre los buenos escritores de la época? Era un desterrado”.
Lo que Laferrère disimulaba era que en la Argentina de la Semana Roja, la de la agitación social y la represión feroz de los cosacos, aquella Argentina que se preparaba para el primer Centenario, no había lugar para Rafael Barrett ni para los que pensaban como él, como no había lugar en la gran prensa para publicar las ideas libertarias.
La nefasta Ley de Residencia, en sus distintas variantes, campeaba. Y por eso Barrett –que la denunció desde el primer día- no pudo permanecer mucho en Buenos Aires, y ni siquiera en Montevideo, debiendo buscar en el Paraguay –más allá de la inestabilidad política y del obligado ostracismo- su definitiva patria.
No sería mala idea, pensamos, en este bicentenario con minúsculas, en este bicentenario des-dramatizado, reeditar El terror argentino. O también, en coproducción con nuestros vecinos y hermanos paraguayos, el clásico Lo que son los yerbales, que denunciaba la explotación atroz en los montes y plantaciones del país guaraní.
Sí, ésa sería una pequeña reparación, para un siglo de injusticias sobre Barrett. Una suerte de Ley de Residencia al revés, en donde la patria saluda y da la bienvenida al visitante que trae entre sus manos, no importa desde dónde, un claro gesto de lucha y dignidad.
La coherencia, la locura de Pardal
11/01/10
Por Néstor Sappietro
(APe).- La coherencia tiene un costo. Esto lo puede corroborar la leyenda de Eugenio Pardal, un hombre que llevó hasta las últimas instancias el precepto de ser consecuente con cada uno de sus dichos. Todo lo que expusiera en una reunión de amigos, en la charla de la oficina, o en su casa delante de sus hijos debía corresponderse con sus actos mundanos. Esto suena bien y hasta parece sencillo. No tenía más que mostrar con los hechos cada una de sus palabras. Sin embargo, puede resultar demasiado complejo si se lo lleva a los extremos que recorrió Eugenio Pardal.
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