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miércoles, 19 de diciembre de 2012

Una Iglesia abierta, solidaria y misionera, no sólo un slogan

Una Iglesia abierta, solidaria y misionera, no sólo un slogan 
 Martes 18 Dic 2012 | 12:17 pm 
Lomas de Zamora (Buenos Aires) 
(AICA): En su mensaje de Navidad, el obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ, aseguró que el lema diocesano “Juntos hacia una Iglesia abierta, solidaria y misionera” no es sólo un slogan, sino “un verdadero compromiso de oración, reflexión y pertenencia a una Iglesia peregrina, que en el camino de la entrega va reconociendo tanta gracia y bondad, de este Dios Niño que viene a salvarnos”. Destacó la necesidad de ir hacia una Iglesia como familia, abierta aun a los que cuestionan la fe, solidaria por haber hecho una opción preferencial por los más pobres y sufrientes, y misionera porque es “enviada, a salir, a no quedarse en el encierro, sino a llevar esta buena notica de la Salvación, siempre un poco más allá, a gastarse y desgastarse”. Deseó “que la Nochebuena que nos trae Jesús y el día glorioso de su Nacimiento nos encuentre con el corazón abierto a buenos deseos, que impliquen la generosidad, la cercanía, el encuentro, el perdón y la esperanza, sabiendo que Dios está aún hoy más cerca de nosotros, porque es Dios con nosotros” y pidió que “la Virgen Madre nos abrace con la ternura con que arropó al Niño y que el silencio decidor de San José nos enseñe la paciencia, la constancia y la espera confiada”.

En su mensaje de Navidad, el obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ, aseguró que el lema diocesano “Juntos hacia una Iglesia abierta, solidaria y misionera” no es sólo un slogan, sino “un verdadero compromiso de oración, reflexión y pertenencia a una Iglesia peregrina, que en el camino de la entrega va reconociendo tanta gracia y bondad, de este Dios Niño que viene a salvarnos”.
 Asimismo, consideró la necesidad de ir “hacia una Iglesia como familia, como lugar de acogida y de encuentro entre distintos, cada uno con su identidad personal, como espacio posible para la búsqueda, como diálogo sincero, donde podemos disentir, y seguir respetándonos y aceptándonos. Iglesia familia que como la de Nazaret está en camino, no ha llegado aún, pues siempre está esperando y andando, pero con la firme esperanza de que la promesa se cumplirá”.
 El prelado explicó que al hablar de una Iglesia abierta es en consonancia con el mandato del Señor: “Ámense unos a otros como yo los he amado”, porque tanto en la familia como en la comunidad no elegimos, aceptamos, estamos necesitados de los otros, que son nuestros prójimos, que tienen que ser el rostro de Cristo para nosotros”.
 “Abierta aún a los que hoy se cuestionan la fe, a los que ni siquiera se la cuestionan, a los que nos cuestionan como institución, a veces no sin razón. Abierta porque Jesús tiene siempre la puerta del corazón abierta y nos invita a imitarlo”, indicó.
 También solidaria, precisó, porque “ninguna familia puede ser una isla, necesitamos de los demás y los demás nos necesitan, cada uno con su aporte, con lo bueno que tiene de sí mismo, y también con la riqueza que otro le puede aportar. Solidaria porque ha hecho una opción preferencial por los más pobres y sufrientes, aunque muchas veces no llegamos a acercarnos a las expectativas posibles”.
 Y finalmente señaló que debe ser misionera porque “es enviada, a salir, a no quedarse en el encierro, sino a llevar esta Buena Noticia de la Salvación, siempre un poco más allá, a gastarse y desgastarse. Más allá de mi comodidad, más allá de mi círculo, más allá de mi seguridad, y de la seguridad de los que ya tienen el ‘cielo adquirido’, o se refugian en su propia estructura caduca, o calculan queriendo los primeros puestos, o ponen excusas, o distancia, no una distancia prudente, sino una distancia elitista, eticista y aséptica”.
 “La familia en Belén recibe a todos, tal vez porque su cueva no tenía puerta, o tal vez porque el corazón tenía la puerta abierta”, puso como ejemplo.
 El obispo lomense sostuvo que “responder al anuncio lanzarse a la misión nos llena de gozo al ver que podemos con otros que ni imaginamos, glorificar y alabar a Dios. Anunciamos en la fe y desde la fe a Jesús: Dios con nosotros, y también somos confirmados en esa misma fe, pues el Espíritu mueve los corazones y las voluntades para el amor”.
 Por último, monseñor Lugones deseó “que la Nochebuena que nos trae Jesús y el día glorioso de su Nacimiento nos encuentre con el corazón abierto a buenos deseos, que impliquen la generosidad, la cercanía, el encuentro, el perdón y la esperanza, sabiendo que Dios está aún hoy más cerca de nosotros, porque es Dios con nosotros” y pidió que “la Virgen Madre nos abrace con la ternura con que arropó al Niño y que el silencio decidor de San José nos enseñe la paciencia, la constancia y la espera confiada. ¡Feliz Navidad y buen comienzo de año para todos!”.+

 Texto completo del mensaje

Mensaje de Navidad
Mensaje de monseñor Jorge R. Lugones, obispo de la Diócesis de Lomas de Zamora para la Navidad 2012 (16 de octubre de 2012)
“Juntos hacia una Iglesia abierta, solidaria y misionera”
Desde este lema diocesano, que deseamos no sea un “slogan” (1), sino un verdadero compromiso de oración, reflexión y pertenencia a una Iglesia peregrina, que en el camino de la entrega va reconociendo tanta gracia y bondad, de este Dios Niño que viene a salvarnos.
Crucemos a Belén, a ver lo que ha sucedido y nos ha comunicado el Señor.
La comunidad de los pastores se moviliza, juntos van hacia Belén…
Juntos hacia, indica un ambiente de cercanía de encuentro, de deseos comunes, de sueños compartidos, que pareciera que ya se echan a volar “hacia”, es decir con una dirección y un poco más allá de nuestra gris rutina.
Los pastores: fueron y encontraron a María a José y al Niño recostado en un pesebre, (Lc 2,16). Se encontraron con una familia.
Hacia una Iglesia como familia, como lugar de acogida y de encuentro entre distintos, cada uno con su identidad personal, como espacio posible para la búsqueda, como dialogo sincero, donde podemos disentir, y seguir respetándonos y aceptándonos.
Iglesia familia que como la de Nazaret está en camino, no ha llegado aún, pues siempre está esperando y andando, pero con la firme esperanza: de que la promesa se cumplirá.
Abierta: porque tenemos un mandato del Señor: Ámense unos a otros como yo los he amado, (Jn 15,12). Tanto en la familia como en la comunidad no elegimos, aceptamos, estamos necesitados de los otros, que son nuestros prójimos, que tienen que ser el rostro de Cristo para nosotros.
Abierta aún a los que hoy se cuestionan la fe, a los que ni siquiera se la cuestionan, a los que nos cuestionan como institución, a veces no sin razón. Abierta porque Jesús tiene siempre la puerta del corazón abierta y nos invita a imitarlo.
Solidaria: porque ninguna familia puede ser una isla, necesitamos de los demás y los demás nos necesitan, cada uno con su aporte, con lo bueno que tiene de sí mismo, y también con la riqueza que otro le puede aportar. Solidaria porque ha hecho una opción preferencial por los mas pobres y sufrientes, aunque muchas veces no llegamos a acercarnos a las expectativas posibles.
Como la familia de Nazaret siempre necesitamos de los demás, pese a los momentos de soledad, como los que pasaron María y José. Pero no por mucho tiempo, pues Dios siempre se hace cercano, porque ante el anuncio de los ángeles a los pastores, su pobre lugar en Belén se hace vecindario concurrido, como cuando hacemos fiesta por el bautizo de una criatura, celebramos juntos, celebramos con esperanza.
Dice Anzi: en la seguridad de la esperanza, desconfiar, desesperar, es ofender el amor, negar el sentido de la vida humana, caminar a ciegas tanteando la nada… la esperanza es una fuerza para crecer, como el polen fecundo que cuaja en el vientre de la flor(2) .
Miren les doy una Buena Noticia, una gran alegría para todo el pueblo… hoy les ha nacido el Mesías y Señor, (2,10-11).
Misionera porque es enviada, a salir, a no quedarse en el encierro, sino a llevar esta Buena Noticia de la Salvación, siempre un poco mas allá, a gastarse y desgastarse. Mas allá de mi comodidad, mas allá de mi círculo, mas allá de mi seguridad, y de la seguridad de los que ya tienen el “cielo adquirido”, o se refugian en su propia estructura caduca, o calculan queriendo los primeros puestos, o ponen excusas, o distancia, no una distancia prudente, sino una distancia elitista, eticista y aséptica.
La familia en Belén recibe a todos, tal vez por que su cueva no tenía puerta, o tal vez porque el corazón tenía la puerta abierta.
Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios (Lc 2,20).
Responder al anuncio lanzarse a la misión nos llena de gozo al ver que podemos con otros que ni imaginamos, glorificar y alabar a Dios. Anunciamos en la fe y desde la fe a Jesús: Dios con nosotros, y también somos confirmados en esa misma fe, pues el Espíritu mueve los corazones y las voluntades para el Amor.
Dice Anzi: en los sinsabores de la vida vamos llevando nuestra carga: una alforja de penas y otra de trabajos, pero en medio, la alegría de Dios que vamos gritando día y noche como un pregón (3).
Que la Nochebuena que nos trae Jesús y el día glorioso de su Nacimiento nos encuentre con el corazón abierto a buenos deseos, que impliquen la generosidad, la cercanía, el encuentro, el perdón y la esperanza, sabiendo que Dios está aún hoy más cerca de nosotros, porque es Dios con nosotros.
Que la Virgen Madre nos abrace con la ternura que arropó al Niño y que el silencio decidor de San José nos enseñe la paciencia, la constancia y la espera confiada.
¡Feliz Navidad y buen comienzo de año para todos!

Mons. Mons. Jorge Rubén Lugones S.J., 

obispo de la Diócesis de Lomas De Zamoraç

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