Ya estamos llegando a mediado de año y como dice el refrán “el pescado sin vender”.
Es que todos los políticos están con la mirada en el norte bonaerense, allá donde tiene sus aposentos el mandamás de Tigre, Sergio Massa.
Su juego de esperar hasta el último segundo en esta carrera eleccionario, pone al más robusto peronista al borde de la crispación nerviosa que lima esperanzas de una decisión salvadora.
Es que muchos peronistas han jugado antes de tiempo, sin siquiera haber visto en alguna oportunidad al Sergio; sin que este haya reparado en ellos y muchos menos darle su bendición para que jueguen en su nombre.
Varios son los que en Almirante Brown, salieron a la cancha invocando su nombre y su figura, algunos hasta hicieron abuso del photoshop para mostrarse más cercanos al líder del Frente Renovador.
Él, mientras tanto sigue con su pasatiempo predilecto, dejar transcurrir las horas a ver que pasa. Esta indecisión radica en sus mismas palabras que lo atornillan al Municipio de Tigre, al cual le prometió gestión y dijo tener sus pies bien firmes en esa zona.
Si se juega ahora, muchos que antes iban a desaparecer del plano político verán en su figura el oxigeno necesario para reflotar su vida y no desaparecerán en el horizonte electivo; muchos, rogando por “el milagro” deambulan en el municipio hablando con los fantasmas del pasado a los que intentan convencer de que ellos son los “elegidos” por la renovación.
En contrapartida si se postula ahora, dejara de ser creíble, al abandonar la gestión para la cual fue elegido por el pueblo de Tigre, lo que sería una traición a la voluntad y elección de esos votantes.
La fruta no debe bajarse del árbol sin que haya madurado, y es posible que aún el Frente Renovador no este lo suficientemente maduro para largarse al ruedo; y un poco más de tiempo en su armado le dé la estructura necesaria en una elección a gobernador o presidente.
En tanto en Almirante Brown, Giustozzi, goza la tranquilidad que le da una llamada “oposición” que no atina a ponerse de acuerdo, ni siquiera para pagar un café. Todos quieren ser los líderes de un frente que se desangra constantemente por las luchas de egos que poseen los protagonistas, no llegando nunca a cuajar.
Aventureros, saltimbanquis y arribistas, dan el toque de color en estos días, cuando se reproducen actos partidarios escuálidos y con gente alquilada para que salga en la foto.
La llamada oposición con sus actitudes y vanidades personales, logran que el oficialismo desde la cama, vea su carro triunfar en las próximas elecciones.
Si estos muchachos no cambian, lentamente llegarán al ocaso de su vida política; lo lamentable es que en su partida, dejarán a muchos compañeros al garete.
En el partido oficialista, en cambio; el disenso entre las diferentes corrientes se hace puertas adentro y no se ventila en los medios, cosa que si hacen los “otros”.
Es que ninguno quiere sacar los pies del plato, aunque no estén de acuerdo con las decisiones del de “arriba”; dan cuenta por lo bajo de sus rencores, pero de ninguna manera van a los diarios a publicarlo.
Lo que ciertamente se sabe, es que ninguno de los llamados “opositores” hasta el momento enfrento al vecino con una propuesta seria de gestión de gobierno, solo se limitaron a entregar folletos donde se veneraban sus figuras, y con fotitos; nunca se gano una elección.
Almirante Brown Seguridad Ciudadana
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