Misa y súplicas por los adictos
Viernes 27 Jun 2014 | 13:02 pm
Mons. Lugones celebró una misa para agentes pastorales y jóvenes
Lomas de Zamora (Buenos Aires) (AICA): Con motivo del Día internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, el obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ, presidió una misa en la catedral de Nuestra Señora de la Paz para rezar, junto con sacerdotes y agentes pastorales, por la sanación de tantas personas afectadas por el consumo de drogas.
Con motivo del Día internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, el obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ, presidió una misa en la catedral de Nuestra Señora de la Paz para rezar, junto con sacerdotes y agentes pastorales, por la sanación de tantas personas afectadas por el consumo de drogas.
"La oferta de la droga habla de la demanda de amor que tantos adolescentes y jóvenes nos reclaman", aseveró el obispo en su homilía.
"Hoy nos unimos en la oración y en el deseo, pidiendo por los caídos y los que se acercan, para darles una mano, que no pierdan la esperanza, también por los que tienen autoridad legal, pero les interesa más la foto y la campaña y algún titular favorable, más que jugarse contra la mafias, que puedan asumir sin vanidad y soberbia, su rol, y por los traficantes de la muerte, para que Dios toque su corazón, se arrepientan y puedan salir de la oscuridad que los circunda", resumió el prelado.
Durante la celebración eucarística, monseñor Lugones presentó al presbítero Osvaldo Mouriño como nuevo delegado de la pastoral diocesana de adicciones. Asistieron a la misa jóvenes en recuperación de la fundación "El Palomar", una comunidad terapéutica mixta para el tratamiento por abuso de drogas.+
Texto completo de la homilía
“Día internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas”
Mensaje de monseñor Jorge Lugones SJ, obispo de Lomas de Zamora, con motivo del “Día internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas” (Catedral Nuestra Señora de la Paz, 26 de junio de 2014)
En el año 1987, la ONU estableció el 26 de junio como “Día internacional de lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas”.
Hoy venimos a rezar y nos congrega el deseo de poner el hombro ante este flagelo de la droga. Necesitamos unir nuestras voluntades para acompañar al que ha quedado solo y desahuciado en el camino de la vida.
Esta situación de angustia y desorientación nos invita a la solidaridad de grupos y personas que con profundo amor a la vida se suman con la esperanza de transformar algo en la sociedad y en la recuperación de los caídos. Alentamos a los que ofrecen su tiempo y hacen todo lo que está a su alcance para que nuestra sociedad vislumbre otro horizonte de futuro.
La fuerza de la droga consiste en un negocio que apaña a los poderosos de este mundo. Produce deterioro de las personas y sociedad, quitando libertad tanto del que vende porque se hace esclavo de las mafias, como el que consume, que se hace esclavo del narcótico.
Los obispos en el Nº 3 del documento `Felices los que trabajan por la paz' deciamos: No se puede responsabilizar y estigmatizar a los pobres por ser tales. Ellos sufren de manera particular la violencia y son víctimas de robos y asesinatos, aunque no aparezcan de modo destacado en las noticias. Conviene ampliar la mirada y reconocer que también son violencia las situaciones de exclusión social, de privación de oportunidades, de hambre y de marginación, de precariedad laboral, de empobrecimiento estructural de muchos, que contrasta con la insultante ostentación de riqueza de parte de otros. A estos escenarios violentos corremos el riesgo de habituarnos sin que nos duela el sufrimiento de los hermanos. Todo lo que atenta contra la dignidad de la vida humana es violación al proyecto de amor de Dios: la desnutrición infantil, gente durmiendo en la calle, hacinamiento y abuso, violencia doméstica, abandono del sistema educativo.
La oferta de la droga nos está hablando de la demanda del amor que tantos adolescentes y jóvenes reclaman, a su familia, a su círculo de amigos, a su comunidad; es doloroso el sentimiento de abandono y desprotección, que palpamos cotidianamente en nuestros barrios.
El Papa Francisco nos dice: “Hoy en muchas partes se reclama mayor seguridad. Pero hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos, será imposible erradicar la violencia. Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra, encontrarán un caldo de cultivo que, tarde o temprano provocará su explosión”. (Exhortación apostólica Evangelli Gaudium – N°59)
La indiferencia nos vuelve cómplices, porque no nos hacemos cargo de lo poco o mucho que podemos hacer. Vuelvo a insistir como hace tres años de trabajar en redes todas las instituciones del medio. Invitamos a los que aún no se han convocado y conocen de cerca este daño, que se involucren para ayudarnos, ya que la unión hace la fuerza.
Somos concientes que hoy nos toca hacernos cargo de los adictos, ya que el narcotráfico es otra forma de poder, como los poderosos de la sociedad que son responsables de hacer desaparecer este flagelo, con todo el aparato legal que tiene el Estado, nos venden información de secuestro de estupefacientes de vez en cuando y no nos dicen cuántas toneladas se trafican mensualmente en nuestra provincia, esto no es ir para adelante, es quedarse en la impunidad…
Hoy nos unimos en la oración y en el deseo, pidiendo por los caídos y los que se acercan, para darles una mano, que no pierdan la esperanza, también por los que tienen autoridad legal, pero les interesa más la foto y la campaña y algún titular favorable, más que jugarse contra la mafias, que puedan asumir sin vanidad y soberbia, su rol, y por los traficantes de la muerte, para que Dios toque su corazón, se arrepientan y puedan salir de la oscuridad que los circunda.
Mons. Jorge Lugones SJ, obispo de Lomas de Zamora
Viernes 27 Jun 2014 | 13:02 pm
Mons. Lugones celebró una misa para agentes pastorales y jóvenes
Lomas de Zamora (Buenos Aires) (AICA): Con motivo del Día internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, el obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ, presidió una misa en la catedral de Nuestra Señora de la Paz para rezar, junto con sacerdotes y agentes pastorales, por la sanación de tantas personas afectadas por el consumo de drogas.
Con motivo del Día internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, el obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ, presidió una misa en la catedral de Nuestra Señora de la Paz para rezar, junto con sacerdotes y agentes pastorales, por la sanación de tantas personas afectadas por el consumo de drogas.
"La oferta de la droga habla de la demanda de amor que tantos adolescentes y jóvenes nos reclaman", aseveró el obispo en su homilía.
"Hoy nos unimos en la oración y en el deseo, pidiendo por los caídos y los que se acercan, para darles una mano, que no pierdan la esperanza, también por los que tienen autoridad legal, pero les interesa más la foto y la campaña y algún titular favorable, más que jugarse contra la mafias, que puedan asumir sin vanidad y soberbia, su rol, y por los traficantes de la muerte, para que Dios toque su corazón, se arrepientan y puedan salir de la oscuridad que los circunda", resumió el prelado.
Durante la celebración eucarística, monseñor Lugones presentó al presbítero Osvaldo Mouriño como nuevo delegado de la pastoral diocesana de adicciones. Asistieron a la misa jóvenes en recuperación de la fundación "El Palomar", una comunidad terapéutica mixta para el tratamiento por abuso de drogas.+
Texto completo de la homilía
“Día internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas”
Mensaje de monseñor Jorge Lugones SJ, obispo de Lomas de Zamora, con motivo del “Día internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas” (Catedral Nuestra Señora de la Paz, 26 de junio de 2014)
En el año 1987, la ONU estableció el 26 de junio como “Día internacional de lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas”.
Hoy venimos a rezar y nos congrega el deseo de poner el hombro ante este flagelo de la droga. Necesitamos unir nuestras voluntades para acompañar al que ha quedado solo y desahuciado en el camino de la vida.
Esta situación de angustia y desorientación nos invita a la solidaridad de grupos y personas que con profundo amor a la vida se suman con la esperanza de transformar algo en la sociedad y en la recuperación de los caídos. Alentamos a los que ofrecen su tiempo y hacen todo lo que está a su alcance para que nuestra sociedad vislumbre otro horizonte de futuro.
La fuerza de la droga consiste en un negocio que apaña a los poderosos de este mundo. Produce deterioro de las personas y sociedad, quitando libertad tanto del que vende porque se hace esclavo de las mafias, como el que consume, que se hace esclavo del narcótico.
Los obispos en el Nº 3 del documento `Felices los que trabajan por la paz' deciamos: No se puede responsabilizar y estigmatizar a los pobres por ser tales. Ellos sufren de manera particular la violencia y son víctimas de robos y asesinatos, aunque no aparezcan de modo destacado en las noticias. Conviene ampliar la mirada y reconocer que también son violencia las situaciones de exclusión social, de privación de oportunidades, de hambre y de marginación, de precariedad laboral, de empobrecimiento estructural de muchos, que contrasta con la insultante ostentación de riqueza de parte de otros. A estos escenarios violentos corremos el riesgo de habituarnos sin que nos duela el sufrimiento de los hermanos. Todo lo que atenta contra la dignidad de la vida humana es violación al proyecto de amor de Dios: la desnutrición infantil, gente durmiendo en la calle, hacinamiento y abuso, violencia doméstica, abandono del sistema educativo.
La oferta de la droga nos está hablando de la demanda del amor que tantos adolescentes y jóvenes reclaman, a su familia, a su círculo de amigos, a su comunidad; es doloroso el sentimiento de abandono y desprotección, que palpamos cotidianamente en nuestros barrios.
El Papa Francisco nos dice: “Hoy en muchas partes se reclama mayor seguridad. Pero hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos, será imposible erradicar la violencia. Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra, encontrarán un caldo de cultivo que, tarde o temprano provocará su explosión”. (Exhortación apostólica Evangelli Gaudium – N°59)
La indiferencia nos vuelve cómplices, porque no nos hacemos cargo de lo poco o mucho que podemos hacer. Vuelvo a insistir como hace tres años de trabajar en redes todas las instituciones del medio. Invitamos a los que aún no se han convocado y conocen de cerca este daño, que se involucren para ayudarnos, ya que la unión hace la fuerza.
Somos concientes que hoy nos toca hacernos cargo de los adictos, ya que el narcotráfico es otra forma de poder, como los poderosos de la sociedad que son responsables de hacer desaparecer este flagelo, con todo el aparato legal que tiene el Estado, nos venden información de secuestro de estupefacientes de vez en cuando y no nos dicen cuántas toneladas se trafican mensualmente en nuestra provincia, esto no es ir para adelante, es quedarse en la impunidad…
Hoy nos unimos en la oración y en el deseo, pidiendo por los caídos y los que se acercan, para darles una mano, que no pierdan la esperanza, también por los que tienen autoridad legal, pero les interesa más la foto y la campaña y algún titular favorable, más que jugarse contra la mafias, que puedan asumir sin vanidad y soberbia, su rol, y por los traficantes de la muerte, para que Dios toque su corazón, se arrepientan y puedan salir de la oscuridad que los circunda.
Mons. Jorge Lugones SJ, obispo de Lomas de Zamora

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