LA IMPORTANCIA DE SER PARIENTE DE....
La justicia y el poder político, vuelve a demostrar, que la venda con la cual se tapa los ojos la representación de la igualdad, no siempre esta en su lugar.
Por ser pariente “de...”, y haber sufrido un episodio de “sensación” de inseguridad, el caso merece otra dedicación y muy especial atención para lograr detener a los autores del hecho.
Un ministro de seguridad, un Jefe de Policía, te visitan a donde te encuentres convaleciente y se preocupan por tu estado de salud. Abundantes minutos televisivos tratan tu caso; los antes aludidos enfrentan las cámaras y con aire compungido, muestran a la sociedad lo preocupados que están por este caso “en particular”.
Esta misma acción días pasados, ya la había hecho un gobernador por otro “pariente de...”, lo que demuestra que es muy importante ser pariente, amigo, conocido o hijo “de.....”.
Y si no reunís estos requisitos, tu caso pasara a la etapa del olvido y la impunidad con que se caracteriza a todos los delitos que se cometen en la Provincia de Buenos Aires; y que afectan a los que no somos del circulo que representa un grado de importancia, para la justicia y la política.
Es que somos simples ciudadanos, que a pesar de tener por medio de la Carta Magna, nuestros derechos garantizados y la igualdad como bien supremo del individuo; los hechos recientes demuestran que una cosa es lo que dice la Ley y otra es la actitud de los representantes del Estado.
Y nos angustia saber, que no tenemos ningún parentesco importante para el Estado, y que las vidas perdidas por obra de la delincuencia impune, nunca saldrán del anonimato donde fueron sumergidas.
Cientos de ciudadanos asesinados, por la falta de una eficiente prevención en materia de seguridad, se deben estar revolcando en sus tumbas, al ver las imágenes de los representantes del Estado, que muestran su preocupación por el pariente “de....”.
Quizás, si ellos, tiempo atrás se hubieran preocupado seriamente por la seguridad que dicen dar; tal vez los ciudadanos asesinados, estarían aún con vida.
Es que la igualdad pregonada, se halla muy distante de la realidad que rodea al ciudadano común que no tiene parentesco alguno, que merezca ser tratado de manera diferente.
Y uno cae en cuenta, a pesar de los años que uno tiene; que hay dos clases de ciudadanos: los amigos y parientes “de...”, y nosotros.
Nuestros problemas cotidianos no merecen ser tratados con la deferencia que si tienen otros casos, en virtud que no tenemos incidencia en la sociedad. Y como estamos en vísperas de las elecciones, toda aparición ante los medios, por mas banal que sea el tema, sirve para sumar algún puntito extra a la campaña.
Y de paso, mostrarse ante la sociedad, como eficientes y sacrificados representantes del Estado, que están al lado del vecino, en su peor momento.
Toda una hipocresía. Fueron al lugar y se mostraron ante los medios, por el único motivo de que la victima era pariente “de....”.
Marisol, vecina de Saladillo, muerta por la violencia que contamina la Provincia de Buenos Aires; aún espera por la justicia que nunca llega.
Y así, cientos de vecinos asesinados cuyos casos están impunes, esperan pacientemente en sus lúgubres tumbas , que su muerte no haya sido en vano y que la justicia alguna vez, se acuerde de ellos.
No se puede ser tan hipócrita, que al tener las manos manchadas de sangre de ciudadanos honestos; mostremos logros con el pariente “de...”, cuando en realidad, la inseguridad cobra cada día nuevas víctimas.
Cada vez que miro al espejo, miro mi pecho, y veo los agujeros que las balas de la delincuencia me dejaron como marca indeleble para toda la vida.
Yo nunca recibí la visita de un Jefe policial, menos de un Ministro; mi caso al igual que el de miles de vecinos quedo impune. Claro, yo y el resto de los mortales, no somos pariente “de...”.
El año venidero, volveremos a ser, el botín mas preciado por la familia política; esa que nos dice, que se preocupan y se fatigan, para darnos una mejor calidad de vida.
Esa, que al son de los tamboriles, nos promete igualdad y libertad; además de una mejor calidad de vida. Promesas que con el paso del tiempo, cambian la forma en que se dicen, pero no quien las dice.
Es que el mago de los artilugios, cambia de conejo, antes era blanco y ahora es negro; pero el mago sigue siendo el mismo. Y el auditorio, sigue igual de desmemoriado, que no recuerda estos viejos trucos.
Absortos, miramos a los candidatos, esbozar medias palabras que no indican nada; aguzamos los oídos para entender lo que tratan de insuflar en la mente del desprevenido; y hacemos un veloz curso de criptografía para esbozar una aproximación de entendimiento a la insuficiente claridad de sus pensamientos.
Cuando critican al gobierno de turno, lo hacen con un lenguaje de barricada, con critica malsana y oportunismo. Uno ve, que es malo, el animal al que se le dio de comer y mordió la mano que lo alimento.
Estos futuros próceres de nuestra historia, se regodean por el fracaso del otro; están expectantes para ver el menor error y aprovecharse de la situación malamente.
Antes comieron de ese plato, se alimentaron y saciaron su sed. Ahora de la vereda de enfrente, arrojan piedras y ponen palos en la rueda para que nada funcione.
Todo por esa ambición insensata de poder, sumerge a la sociedad en un caos y la entrega a la delincuencia, que con impunidad garantizada asola, a la Provincia de Buenos Aires.
Antes la lucha política, se libraba por ideas que llevaban adelante al país, era lo que se pensaba como la mejor forma de hacer las cosas en beneficio de todos nosotros.
Ahora, todo se reduce a la apropiación económica de las riquezas del país, a la entrega que se hace del patrimonio nacional a los grandes monopolios internacionales.
Todo, sin vergüenza alguna, desde la banca donde fue depositado por el voto popular.
Mientras todos nosotros sufrimos en carne viva, la desverguenza de una delincuencia impune que nos hiere el alma; y que al pariente “de...” lo traten de una manera diferente a la nuestra. Nos viene a la mente,
Igualdad, ¿Donde estas?
Alfredo Silverio Rodriguez
DNI.11.894.278
Almirante Brown Seguridad Ciudadana
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