Mensaje del Obispo Diocesano con motivo de celebrarse el Día Internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas
Denunciamos que la comercialización de la droga se ha hecho algo cotidiano en algunos de nuestros países, debido a los enormes intereses económicos en torno a ella. Consecuencia de ello es el gran número de personas en su mayoría niños y jóvenes, que ahora se encuentran esclavizados y viviendo en situaciones muy precarias, que recurren a la droga para calmar su hambre o para escapar de la cruel y desesperanzadora realidad que viven .
El obispo crea una pastoral sobre adicciones
Con motivo del “Día Internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de droga”, que se celebrará el 26 de junio, el obispo Jorge Lugones escribió un mensaje para la ocasión, al tiempo que anunció la creación de una pastoral sobre adicciones, cuyo referente diocesano será el presbítero Gustavo Fernández.
Para consultas: 4398-1511; parroquia_lourdes_launion@yahoo.com.ar
Queridos hermanos y hermanas:
Les escribo para que juntos reflexionemos sobre un mal que nos aqueja como ciudadanos y católicos. Me refiero al problema de las drogas. Día a día constatamos con tristeza que hay cada vez más drogadictos, muchos de ellos niños y jóvenes. ¿Por qué la droga se está expandiendo tanto, qué es lo que la favorece?
Los Obispos publicamos una carta hace casi tres años en la que decíamos:
“Los jóvenes se sienten sin raíces, obligados a afrontar un presente fugaz y un futuro incierto. Se suma a esto que muchas veces no encuentran adultos disponibles para la escucha y la comprensión. De tal forma, que la drogadicción no es sólo un problema de «sustancias», sino más bien de cultura, valores, conductas y opciones. Es expresión de un malestar profundo que algunos llaman «vacío existencial». Así pues, para una cantidad creciente de jóvenes, se afianza la convicción que vivir no tiene sentido, no vale la pena. Más de una vez, hemos escuchado decir a jóvenes en situación de riesgo: «yo ya estoy jugado»; para ellos, felicidad, libertad, amor, son sólo palabras huecas, tan vacías como sus bolsillos o estómagos. Padecen la «vida deshonrada», en una sociedad inhóspita e indiferente, y muchas veces sin una contención de sus hogares y familias”.
Estos hermanos nuestros, chicas y muchachos, que están en riesgo o que ya se drogan, muchos de los cuales no vienen a nuestras Parroquias ni a nuestros Colegios, son parte del cuadro de rostros sufrientes que hoy muestra nuestra sociedad. Como Iglesia, no podemos permanecer indiferentes ante estos rostros que son también “verdaderas catedrales del encuentro con el Señor Jesús” . Tampoco podemos pasar de largo ante los familiares y amigos de los adictos “que se enfrentan día a día, con impotencia, a un enemigo de enorme capacidad de mal” .
Estos son los motivos fundamentales por los cuales hemos decidido empezar un camino para constituir un equipo diocesano de adicciones. En estos pasos que estamos dando también queremos que, a partir de este año, en nuestra Iglesia lomense, se celebre el 26 de junio el Día Internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas. Se trata de una fecha establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas desde el año 1987 y a la que queremos adherir. Para la misma quisiera proponer estos objetivos :
-Sensibilizar a nuestra Iglesia y a la sociedad frente al flagelo de la drogadependencia, desterrando la ignorancia frente al tema y el acostumbramiento que termina en resignación.
-Fortalecer y promover la prevención educativa frente a estas conductas nocivas y el acompañamiento a los consumidores de drogas que quieren recuperarse.
-Expresar el apoyo a las políticas gubernamentales que miran a erradicar el narcotráfico y asistir a los adictos, en el respeto de su dignidad personal y de sus valores religiosos.
-Recordar la importancia de la fe como un factor de protección y sanación importante para quien está en riesgo o en vías de recuperación
-Hacer de este día, o de algún fin de semana cercano, un intenso encuentro de oración y solidaridad con los adictos y con sus familias.
Obviamente, estos objetivos no los cumpliremos en la primera Celebración, pero nos brindan un marco para las futuras. Cuento con que, con creatividad y buena voluntad, nuestras Comunidades parroquiales y Colegios, sabrán darle una preparación oportuna a esa fecha de oración, reflexión, solidaridad y denuncia que nos compromete frente a tantos desafíos en relación con la drogadependencia y otras adicciones.
En nuestra Diócesis hay personas e instituciones que ya se están ocupando del tema de la drogadependencia. A ellos les agradezco el esfuerzo y el amor puestos en esta tarea. Si todavía no han tomado contacto con el equipo diocesano de adicciones, los invito a que lo hagan comunicándose con Cáritas diocesana.
A todos, especialmente a quienes trabajan con familias y jóvenes, les pido que juntos nos ocupemos de este problema. Hay muchísimo por hacer, empezando, por ejemplo, por la prevención en nuestras Parroquias a través de jornadas de reflexión y de la creación de centros preventivos.
A los jóvenes y adultos que tienen problemas con las drogas les expreso mi aliento para que inicien o prosigan el camino emprendido en la recuperación. Jesús, que ha venido para que tengamos Vida, está al lado de ustedes y los apoya en cada paso que dan para mejorar su calidad de vida. Cuando se sientan débiles, sepan que en Él pueden hacerse fuertes. A las familias que tienen un adicto entre sus miembros les hago llegar la cercanía del Señor y de la Iglesia diocesana junto al deseo de querer acompañarlos, desde los distintos ámbitos diocesanos, en la escucha, la orientación y la oración.
Espero que la celebración anual de esta fecha sea un recuerdo permanente de la necesidad de hacernos buenos samaritanos de tantos, especialmente jóvenes, que se sienten desvalidos, excluidos y olvidados de nuestra sociedad.
Pidiendo la intercesión del Beato Ceferino Namuncurá, patrono de la pastoral de adicciones en Argentina - un adolescente que vivió la marginación de su pueblo, que se sintió excluido por su cultura y por su lengua, que ofreció su larga enfermedad y su vida por amor a Dios y a su prójimo-, le rogamos que rece ante Dios nuestro Señor para que podamos trabajar en red y aportar nuestros talentos y esfuerzos con todos los hermanos y hermanas que se interesan y acompañan esta problemática social
Me despido de Uds. con un afectuoso saludo, y mi bendición.
+Mons Jorge Lugones SJ
Obispo de Lomas de Zamora
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