Mons. Lugones pidió recuperar la mirada trascendente
Lomas de Zamora (Buenos Aires), 14 Mar. 12 (AICA)
Mons. Jorge Lugones SJ, se reunió con directivos y representantes de los colegios de la diócesis
En el marco del inicio del ciclo lectivo 2012, el obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ, se reunió con directivos y representantes legales de los colegios de la diócesis.
En la reunión, que tuvo lugar en la catedral Nuestra Señora de la Paz, el prelado marcó lineamientos generales para las comunidades educativas y reconoció la tarea de los representantes educativos “corresponsables con el obispo en esta hermosa tarea de anunciar la Buena Noticia de la salvación a nuestros docentes y alumnos”.
El pastor de Lomas de Zamora señaló a los asistentes “la difícil responsabilidad de acompañar y conducir a los formandos, más la tarea de coordinar toda la comunidad educativa” y llamó a “detenernos hoy en la reflexión de recuperar la mirada trascendente, animarnos nuevamente a descubrir nuestra amistad con Jesús y el aprecio que él tiene por nuestra misión”.
“El hombre permanece donde tiene el corazón: habita donde ama, está como en su casa, en aquel a quien ama. En Jesús, Hijo del hombre e Hijo de Dios, también nosotros somos hijos. La unión con Dios no es cualquier afecto vago, una especulación o una iluminación intelectual, es vida concreta que se gasta en el amor a los hermanos. El amor se prueba más con los hechos que con los sentimientos y las palabras”, resaltó monseñor Lugones.
“No siempre se ve lo sembrado en lo inmediato, pero vale la pena la siembra”, dijo el obispo y resaltó que “la mirada trascendente siempre es superadora, es capaz de asombrarnos, pues el Espíritu del Señor nos sorprende, basta con abrir la mente y el corazón”.
El prelado llamó a seguir generando espacios de encuentro, de cercanía, de vivencia posible en y con Jesús, además de “trabajar la vida en los gestos, actitudes, encuentros de todo el personal de la institución, tienen que ver que somos uno que apuntamos a lo mismo. La tarea no es fácil pero con Él, no es imposible”.
“Si nosotros los dirigentes no ayudamos a los formadores a conocer, a crecer y a creer en el amor de Cristo y la permanente novedad del Evangelio, no pretendamos más de lo que hay. En esto no se puede improvisar, es mi deseo que nos propongamos una tarea de formación en y desde la Fe testimonial, planificada, conjunta, interinstitucional, ayudados por la JUREC, coordinado por nuestras catequesis, contando con el valioso trabajo que muchos de nuestros colegios vienen realizando”, afirmó.
Como conclusión, monseñor Lugones llamó a construir una Iglesia abierta, solidaria y misionera, y pidió al Señor de la Mies “que sostenga la mano en el arado de esta magnífica siembra, que en el tiempo de Dios nos permitirá una medida generosa, apretada desbordante y eterna”. +
Texto completo del mensaje
A LOS DIRECTIVOS Y REPRESENTANTES LEGALES
Mensaje de monseñor Jorge Lugones SJ, obispo de la diócesis de Lomas de Zamora en el Encuentro con los Representantes Legales y Directivos de los colegios (13 de marzo de 2012)
Queridos y valorados representantes legales y directivos de nuestros colegios:
Mi primera reflexión al conocer personalmente, en mis visitas a las comunidades educativas, la tarea constante y muchas veces a destajo que ustedes realizan; es agradecer al Señor. “¿Con qué pagaré al Señor, todo el bien que me hizo”[1]. Si, debo reconocer que la entrega de ustedes que son corresponsables con el obispo en esta hermosa tarea de anunciar la Buena Noticia de la salvación a nuestros docentes y alumnos, es un bien que no forjé, sino que recibí al asumir esta diócesis. Por eso agradezco a Dios y les agradezco a ustedes por su vocación de servicio.
Como dirigentes y líderes en la difícil responsabilidad de acompañar y conducir a nuestros formandos, mas la tarea de coordinar toda nuestra comunidad educativa, me parece pertinente detenernos hoy en la reflexión de recuperar la mirada trascendente, animarnos nuevamente a descubrir nuestra amistad con Jesús y el aprecio que el tiene por nuestra misión.
El evangelio nos ayuda a recuperar la mirada trascendente, hacia Jesucristo Señor de la historia, que nos llama “amigos suyos”, sus discípulos. El relato de la vid verdadera (Jn. 15) no es en rigor ni una parábola, ni una alegoría, sino una fórmula de presentación de identificación y reconocimiento. Jesús realiza cumplidamente lo que esta imagen significa, el es la vid verdadera sin atenuaciones de ninguna clase[2].
“Yo soy la vid y ustedes los sarmientos, el que permanece en mí y yo en él da mucho fruto, porque separados de mí no pueden hacer nada”(15,5).
Esta amistad con Jesús nos ubica en una “inmanencia recíproca”, hablo del termino inmanencia en sentido etimológico: in maneo, permanecer en; este permanecer en la comunión personal e intima al don del Padre corresponde la colaboración del discípulo, el discípulo se caracteriza por permanecer en Jesús (injertado en el)
Los elegí y los destiné para dar mucho fruto (15,16)
Fruto abundante: permanecer en Jesucristo inmanencia y productividad se condicionan mutuamente. El dar fruto no puede concebirse como un activismo, ni la permanencia como una pasividad, la permanencia se manifiesta esencialmente dinámica, fructificando.
La palabra permanecer usada por Juan recuerda relaciones, afectos, amor. El hombre permanece donde tiene el corazón: habita donde ama, está como en su casa, en aquel a quien ama. En Jesús, Hijo del hombre e Hijo de Dios, también nosotros somos hijos, que estamos en el seno del Padre La unión con Dios no es cualquier afecto vago, una especulación o una iluminación intelectual, es vida concreta que se gasta en el amor a los hermanos. El amor se prueba más con los hechos que con los sentimientos y las palabras.[3]
Todo sarmiento que da fruto lo poda, para que de mas fruto…(15,2)
Es posible que no siempre nos sintamos valorados, y menos recompensados en la creatividad en el esfuerzo y la constancia de nuestra tarea cotidiana. Me animaría a decirles desde alguna experiencia pastoral, que no siempre se ve lo sembrado en lo inmediato, pero que vale la pena la siembra. Aún cuando en nuestra propia vida hayamos experimentado la poda. La poda la podríamos comparar con “la prueba”, la escritura tiene muchos ejemplos: desde el justo Job hasta el esforzado Pablo de Tarso.
Pero es la mirada nuevamente hacia el Señor lo que nos ubica: El mismo asumió la gran prueba: “se hizo maldición por nosotros”, “se anonadó hasta la muerte y muerte de cruz”. La prueba máxima de entregar la vida por amor, siendo que era el justo, el Hijo de Dios Altísimo.
En esta mirada hacia la cruz de Cristo “nuestra cruz” se hace fecunda, toma todo su sentido trascendente y redentor.
No los llamo ya siervos… a ustedes los llamo amigos. No me han elegido ustedes a mi sino que yo los elegí a ustedes… (15,15-16)
La mirada trascendente como lo indica la palabra, siempre es superadora, superadora de nuestro propio límite, superadora del individualismo, superadora aún de nuestra minusvaloración personal o de los otros.
Esta mirada es capaz de asombrarnos, pues el Espíritu del Señor nos sorprende, basta con abrir la mente y el corazón. Entonces delante nuestro se abrirá un gozoso descubrimiento: las capacidades y bondades que tiene el prójimo, los que trabajan codo a codo conmigo; y aún a los que en mi corazón o en mi mente algo estructurada había descartado.
Cuánta es la ayuda que podemos recibir de los demás si realmente nos animamos a esta mirada con confianza, que por un lado me hace mas humilde, y por otro me hace más comprensivo y más indulgente.
Desde esta mirada que me envuelve como un manto de comprensión, como una brisa que refresca en medio de la tórrida jornada, que me anima a no sacar la mano del arado, y a repetir su nombre aún en medio de la noche oscura de la prueba: el nombre de Jesús.
Sabemos que no es fácil la convivencia, no es fácil la aceptación del otro como es… no es fácil la comunión, es costosa y hay que pedirla al dueño de los sembrados. Pero desde nuestra esperanza cristiana no podemos dejar de sostenernos unos a otros desde el mandato del Señor: Lo que les mando es que se amen unos a otros (15,17.)
Como método o ayuda en este camino formativo podría ser que las chicas/os que el Señor ha puesto bajo nuestra responsabilidad guía y cuidado conozcan ( no en su cabeza teóricamente sino vivencialmente) a Dios y a Jesucristo y quieran guardar su palabra: Que todos sean uno: como tu Padre, estas en mi yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros para que el mundo crea que tu me enviaste (Jn.17,21).
Doble misión del discípulo hacia adentro el conocimiento interno de Jesús, hacia afuera sentirse protagonista de la misión: para que el mundo crea que tu me enviaste (17,21). Santificación de los discípulos para la misión.
En mi visita a varios de los colegios de la diócesis pregunté a nuestros representantes legales, directivos y docentes como viven nuestros chicos y chicas la dimensión social de la fe, junto a este desafío a muchos de los cursos les pregunté ¿Qué experiencia personal tienen de Jesucristo? Las respuestas fueron variadas, con sorpresa, algunos expresaron que era una pregunta para meditar, y en otros casos de desinterés total y algunas casos la respuesta fue dolorosa, pero edificante.
Necesitamos seguir generando espacios de encuentro, de cercanía, de vivencia posible en y con Jesús “Sin mi no pueden hacer nada” (15.5)
Trabajar la vida en los gestos, actitudes, encuentros… de todo el personal de la institución, tienen que ver que somos UNO que apuntamos a lo mismo, que nos amamos, que pedimos perdón cuando nos equivocamos, que estamos dispuestos a la corrección fraterna con sus pasos de : oración, recta intención, mediación, comunicación, representación…. La tarea no es fácil pero con El, no es imposible, como nos alienta el apóstol: “todo lo puedo en aquel que me conforta que su gracia se muestra perfecta en mi debilidad”.
Queridas hermanas y hermanos esto no se da por que tengamos el rótulo de colegio católico, si nosotros los dirigentes no ayudamos a los formadores a conocer, a crecer y a creer en el amor de Cristo y la permanente novedad del Evangelio, no pretendamos más de lo que hay…. En esto no se puede improvisar, es mi deseo que nos propongamos una tarea de formación en y desde la Fe testimonial, planificada, conjunta, interinstitucional, ayudados por la JUREC, coordinado por nuestras catequesis, contando con el valioso trabajo que muchos de nuestros colegios vienen realizando con gran entusiasmo y abnegada entrega.
No solo ruego por ellos sino también por los que han de creer en mi por medio de sus palabras (Jn.17, 20).
Deseamos aportar juntos en nuestra diócesis hacia una Iglesia abierta, solidaria y misionera, en gran parte de este anhelo nos verá a nosotros dirigentes sumergidos en una tarea de acuerdo a las posibilidades de cada uno y que encomendamos al Señor de la mies, para que sostenga la mano en el arado de esta magnifica siembra, que en el tiempo de Dios nos permitirá una medida generosa, apretada desbordante y eterna.
Los animo de todo corazón en esta tarea y encomiendo al Señor y al Maestro toda la buena y esperanzadora tarea que tenemos en este nuevo año lectivo.
Que Nuestra Señora de la Paz, patrona de nuestra diócesis, nos acompañe en esta misión.
Con mi bendición
Mons. Jorge Lugones SJ, obispo de la diócesis de Lomas de Zamora
Lomas de Zamora, martes 13 de marzo de 2012.-
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[1] Sal 116 (114-115) v. 12
[2] Schokel A, La Biblia de Nuestro Pueblo: Jn 15,1-17 con nota.
[3] Fausti S. Una comunidad lee el Evangelio de Juan, - Ed. San Pablo
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