Internet para todos, incluso para Rodolfo
24/08/10
Por Oscar Taffetani
(APe).- A fines de los ’90, cuando llegó al país la primera conexión satelital a Internet, la Cooperativa Eléctrica Bariloche (CEB) intentó brindar servicios de videocable, conexión a la red y teléfono mediante el sistema PLC (Power Line Communications), es decir, utilizando la misma red eléctrica para distintas aplicaciones. Algunas cámaras empresarias protestaron airadamente desde las páginas de los diarios. Hablaron de “competencia desleal”. Por eso, la CEB debió negociar con proveedores telefónicos, de videocable e Internet para que la dejaran brindar servicios integrados. El sentido común y la tecnología decían que era posible. Pero el afán de lucro era más fuerte.
Diez años después, la tecnología triple play (TV digital + Internet + telefonía) ya permite abaratar notablemente el costo de esos servicios. Sin embargo, el afán de lucro sigue trabando y demorando el beneficio para la gran mayoría de los usuarios.
Las primeras ordenanzas que reglamentaron la instalación de videocables (por ejemplo, la ordenanza porteña 48.899/95) establecían como condición de adjudicación que cada empresa brindara gratuitamente hasta tres (3) bocas de conexión a las escuelas, hospitales e instituciones de bien público. Pero nunca se cumplieron esas ordenanzas. Y entonces los gobiernos municipales y las instituciones educativas debieron pagar por la conexión como cualquier usuario particular.
Pronto llegó la conexión inalámbrica (wi-fi) que permitió el libre acceso a Internet a usuarios de algunas zonas urbanas y suburbanas. Pero la extensión de ese beneficio se vio (una vez más) limitada por el afán de lucro de los prestadores privados.
Internet, lo mismo que el software y que la totalidad de los inventos y desarrollos actuales, posibilita una sensible mejora en las comunicaciones y la calidad de vida. Su único obstáculo (un obstáculo que será superado por las leyes históricas del desarrollo humano) es el capitalismo.
Tan cerca, tan lejos
La provincia de San Luis, siguiendo el ejemplo de Finlandia (país que consagró la banda ancha como derecho de todos sus habitantes), ha lanzado un plan para proveer de modo gratuito conexión a Internet (sistema wi-fi) en su territorio, entregando además computadoras portátiles (netbooks) a todos los escolares.
Otro tanto está haciendo, utilizando redes de cable modem, la provincia de La Rioja, que contempla en su planificación estratégica un tendido que unirá la capital provincial con su par cordobesa, conectando a la red a miles de usuarios de pequeños pueblos y localidades rurales. Aquí el servicio no será totalmente gratuito, pero el abono estipulado no va a ser mayor a los 40 pesos mensuales (para videocable, Internet y telefonía). Próximamente, Santiago del Estero lanzará su propio plan Internet para todos.
Y a nivel nacional -a partir de la caducidad de licencia de la proveedora masiva Fibertel-, es de prever que se aceleren los planes para dotar de Internet pública y gratuita a todos los argentinos. El programa Conectar Igualdad prevé la entrega de tres millones de netbooks a escolares, lo que sin duda potenciará la entrada del país a la compleja (y excluyente) sociedad de la información. Será el turno, entonces, de una educación nacional, popular y raigal (porque sin contenidos propios, la conectividad puede ser una llave, terrible, para la pérdida de identidad).
Panamá es el primer país latinoamericano que ha conseguido Internet para todos. Con satisfacción, el presidente Martinelli invitó a los estudiantes de su país a aprovechar “esa auténtica biblioteca ambulante que es la Internet” (a nuestro entender, es mucho más que una biblioteca, pero, en fin…). Brasil, gigante continental, contempla la conectividad completa como un objetivo a alcanzar en 2014.
Con los viejitos, en Huaco
Hace unos meses, cuando saludábamos la valiente lucha de Andalgalá contra la minería a cielo abierto y el envenenamiento del agua, hicimos una dedicatoria ciega al médico Rodolfo Villagra, entrañable amigo a quien le habíamos perdido el rastro en los turbulentos años ’70.
Nuestro mensaje (¡gracias a la Red!) llegó a destino. Aunque Rodolfo vive en el pueblito de Huaco, sin conexión a Internet ni videocable ni líneas telefónicas. “Los pacientes que yo atiendo -nos contó a través de un indispensable teléfono celular- están perdidos en los cerros. Viven y se van muriendo de a poco. Agonizan sin que el Estado sepa que existen”.
Rodolfo, admirable luchador que jamás le ha cobrado a los paisanos de su tierra por una consulta, hace honor a la profesión de médico y le hace honor a dos grandes figuras de la medicina sanitarista argentina: los doctores Salvador Mazza y Esteban Laureano Maradona.
Empresas voraces como Bajo La Alumbrera siguen contaminando el agua, el agua escasa de los cerros catamarqueños. Y sus residuos industriales producen cáncer a quienes viven en las adyacencias. Sin embargo, las demandas no prosperan, porque los casos que llegan al hospital son pocos y porque faltan estudios y registros y pruebas científicas. Para eso -pensamos con emoción y con furia- está Rodolfo Villagra. Están los Rodolfo Villagra, médicos de alma y vocación, andalgalenses clavados como estacas en la tierra de sus mayores.
Algún día le llegará el wi-fi a la puerta de su casa en Huaco. Y a lo mejor Rodolfo, si todavía tiene voz para hablar, y ganas, dirá que no, que él no lo necesita, que se lo den a los changos.
La Argentina que soñamos será mejor cuando haya Internet para todos, incluso para Rodolfo. Pero será verdaderamente mejor -lo deseamos y lo sabemos- cuando haya cielo y agua y tierra para cada uno de sus hijos.
La nueva utopía
25/08/10
Por Alberto Morlachetti
(APe).- “Nos habíamos amado tanto” le ponía título a nuestro tiempo de juventud cuando desnudábamos nuestros cuerpos como “hazaña de los sentidos” y en nuestras almitas las caricias sin fondo se tuteaban en lo profundo.
El cine nos regalaba emociones con La Strada de Fellini, Los Compañeros de Monichelli o La Batalla de Argel de Pontecorvo. La literatura de Vallejo, de Rulfo, de Conti o de García Márquez le ponía palabras al idioma de todos, “al amor del que nos aguarda lastimado”. Que era posible otro destino: el diminuto carbón de la esperanza.
Eran los tiempos de Tosco, Walsh, Salamanca, del Negro o de Marito que le ponían nombre a la poesía siempre en clave de “venas abiertas” a lo largo de “una línea oceánica” de trazado purísimo. Habían escrito con sus vidas el advenimiento del socialismo -que latía como un corazón enamorado- apurando calles para encontrar el “paraíso que todo hombre merece al menos una vez en su vida”.
Según pasan los años nunca imaginé que la nueva utopía fuese el capitalismo. Explotadores y aventureros -de medio corazón- que eligen la muerte por simple fidelidad a un principio: que unos pocos hombres le hagan imposible la humanidad a otros.
Con los nombres de Scioli, de Moyano o Gioja devenidos en candidatos “revolucionarios del capitalismo en serio”, conocí el insomnio. Ese insomnio -escribe Fellini- del que se quejan los enfermos, los viejos y los olvidados. Horas maravillosas de la noche robadas al sueño, ese sepulturero aprovechador de claros de luna.
No me dejéis morir sin la esperanza de ser incomprendido, supo escribir Oscar Wilde.
Enterrados vivos, en superficie
26/08/10
Por Alfredo Grande
(APe).- “Lo mas importante. Los títulos”. Este ritual informativo de TN, el noticiero estrella de uno de los sistemas de poder en la Argentina, encierra una demoledora sentencia: ser es ser para los títulos. Si no te han titulado, dejás de ser. La existencia, ese modo de producción histórica del ser, se organiza en titulares. Que además, siendo muchos, no pueden ser demasiados. Porque la función metacomunicativa de un titular es enterrar a todos las demás formas de existencia que podrían ser titulares. Pero no lo serán nunca. El diario, o sea el título, no hablará jamás de ti. “Di como y que titulás y te diré quien eres”- La obsesión por las salideras, título permanente, entierra el interés por las “entraderas”. El análisis de los mecanismos por los cuales al salir se cometen delitos, entierra la circunstancia de que estos delitos ya están planificados mucho antes del entrar y mucho mas antes del salir.
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Ancha y ajena
23/08/10
Por Silvana Melo
(APe).- No hay país que uno conozca donde los niños crezcan pisando suelo tan inseguro. Donde la tierra se les quite a los pies y se venda como en almacén. Donde la letra de las leyes sea apenas una cortina que se recoge un rato para firmar tres papeles y después se vuelve a desplegar, bello ornamento para una verdad que la empuja al galponcito de atrás.
Los wichis acechados por su muerte blanca, los tobas flacos de hueso en sobrepiel, los mapuches solos, de rostro hermético y estoico puestos de a puñaditos en la Patagonia eterna y vacía. A todos se les mueve el suelo en los pies. Y un día el niño tiene que levantar su naranjo y embolsarlo y la niña enrollar su sembradito y echarlo al hombro porque esa tierra ya no es más su tierra. Y habrá que irse de allí a vivir bajo otro cielo. A morir de otras hambres.
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Si desea enviarnos un mensaje, puede hacerlo a
agenciapelota@pelotadetrapo.org.ar
24/08/10
Por Oscar Taffetani
(APe).- A fines de los ’90, cuando llegó al país la primera conexión satelital a Internet, la Cooperativa Eléctrica Bariloche (CEB) intentó brindar servicios de videocable, conexión a la red y teléfono mediante el sistema PLC (Power Line Communications), es decir, utilizando la misma red eléctrica para distintas aplicaciones. Algunas cámaras empresarias protestaron airadamente desde las páginas de los diarios. Hablaron de “competencia desleal”. Por eso, la CEB debió negociar con proveedores telefónicos, de videocable e Internet para que la dejaran brindar servicios integrados. El sentido común y la tecnología decían que era posible. Pero el afán de lucro era más fuerte.
Diez años después, la tecnología triple play (TV digital + Internet + telefonía) ya permite abaratar notablemente el costo de esos servicios. Sin embargo, el afán de lucro sigue trabando y demorando el beneficio para la gran mayoría de los usuarios.
Las primeras ordenanzas que reglamentaron la instalación de videocables (por ejemplo, la ordenanza porteña 48.899/95) establecían como condición de adjudicación que cada empresa brindara gratuitamente hasta tres (3) bocas de conexión a las escuelas, hospitales e instituciones de bien público. Pero nunca se cumplieron esas ordenanzas. Y entonces los gobiernos municipales y las instituciones educativas debieron pagar por la conexión como cualquier usuario particular.
Pronto llegó la conexión inalámbrica (wi-fi) que permitió el libre acceso a Internet a usuarios de algunas zonas urbanas y suburbanas. Pero la extensión de ese beneficio se vio (una vez más) limitada por el afán de lucro de los prestadores privados.
Internet, lo mismo que el software y que la totalidad de los inventos y desarrollos actuales, posibilita una sensible mejora en las comunicaciones y la calidad de vida. Su único obstáculo (un obstáculo que será superado por las leyes históricas del desarrollo humano) es el capitalismo.
Tan cerca, tan lejos
La provincia de San Luis, siguiendo el ejemplo de Finlandia (país que consagró la banda ancha como derecho de todos sus habitantes), ha lanzado un plan para proveer de modo gratuito conexión a Internet (sistema wi-fi) en su territorio, entregando además computadoras portátiles (netbooks) a todos los escolares.
Otro tanto está haciendo, utilizando redes de cable modem, la provincia de La Rioja, que contempla en su planificación estratégica un tendido que unirá la capital provincial con su par cordobesa, conectando a la red a miles de usuarios de pequeños pueblos y localidades rurales. Aquí el servicio no será totalmente gratuito, pero el abono estipulado no va a ser mayor a los 40 pesos mensuales (para videocable, Internet y telefonía). Próximamente, Santiago del Estero lanzará su propio plan Internet para todos.
Y a nivel nacional -a partir de la caducidad de licencia de la proveedora masiva Fibertel-, es de prever que se aceleren los planes para dotar de Internet pública y gratuita a todos los argentinos. El programa Conectar Igualdad prevé la entrega de tres millones de netbooks a escolares, lo que sin duda potenciará la entrada del país a la compleja (y excluyente) sociedad de la información. Será el turno, entonces, de una educación nacional, popular y raigal (porque sin contenidos propios, la conectividad puede ser una llave, terrible, para la pérdida de identidad).
Panamá es el primer país latinoamericano que ha conseguido Internet para todos. Con satisfacción, el presidente Martinelli invitó a los estudiantes de su país a aprovechar “esa auténtica biblioteca ambulante que es la Internet” (a nuestro entender, es mucho más que una biblioteca, pero, en fin…). Brasil, gigante continental, contempla la conectividad completa como un objetivo a alcanzar en 2014.
Con los viejitos, en Huaco
Hace unos meses, cuando saludábamos la valiente lucha de Andalgalá contra la minería a cielo abierto y el envenenamiento del agua, hicimos una dedicatoria ciega al médico Rodolfo Villagra, entrañable amigo a quien le habíamos perdido el rastro en los turbulentos años ’70.
Nuestro mensaje (¡gracias a la Red!) llegó a destino. Aunque Rodolfo vive en el pueblito de Huaco, sin conexión a Internet ni videocable ni líneas telefónicas. “Los pacientes que yo atiendo -nos contó a través de un indispensable teléfono celular- están perdidos en los cerros. Viven y se van muriendo de a poco. Agonizan sin que el Estado sepa que existen”.
Rodolfo, admirable luchador que jamás le ha cobrado a los paisanos de su tierra por una consulta, hace honor a la profesión de médico y le hace honor a dos grandes figuras de la medicina sanitarista argentina: los doctores Salvador Mazza y Esteban Laureano Maradona.
Empresas voraces como Bajo La Alumbrera siguen contaminando el agua, el agua escasa de los cerros catamarqueños. Y sus residuos industriales producen cáncer a quienes viven en las adyacencias. Sin embargo, las demandas no prosperan, porque los casos que llegan al hospital son pocos y porque faltan estudios y registros y pruebas científicas. Para eso -pensamos con emoción y con furia- está Rodolfo Villagra. Están los Rodolfo Villagra, médicos de alma y vocación, andalgalenses clavados como estacas en la tierra de sus mayores.
Algún día le llegará el wi-fi a la puerta de su casa en Huaco. Y a lo mejor Rodolfo, si todavía tiene voz para hablar, y ganas, dirá que no, que él no lo necesita, que se lo den a los changos.
La Argentina que soñamos será mejor cuando haya Internet para todos, incluso para Rodolfo. Pero será verdaderamente mejor -lo deseamos y lo sabemos- cuando haya cielo y agua y tierra para cada uno de sus hijos.
La nueva utopía
25/08/10
Por Alberto Morlachetti
(APe).- “Nos habíamos amado tanto” le ponía título a nuestro tiempo de juventud cuando desnudábamos nuestros cuerpos como “hazaña de los sentidos” y en nuestras almitas las caricias sin fondo se tuteaban en lo profundo.
El cine nos regalaba emociones con La Strada de Fellini, Los Compañeros de Monichelli o La Batalla de Argel de Pontecorvo. La literatura de Vallejo, de Rulfo, de Conti o de García Márquez le ponía palabras al idioma de todos, “al amor del que nos aguarda lastimado”. Que era posible otro destino: el diminuto carbón de la esperanza.
Eran los tiempos de Tosco, Walsh, Salamanca, del Negro o de Marito que le ponían nombre a la poesía siempre en clave de “venas abiertas” a lo largo de “una línea oceánica” de trazado purísimo. Habían escrito con sus vidas el advenimiento del socialismo -que latía como un corazón enamorado- apurando calles para encontrar el “paraíso que todo hombre merece al menos una vez en su vida”.
Según pasan los años nunca imaginé que la nueva utopía fuese el capitalismo. Explotadores y aventureros -de medio corazón- que eligen la muerte por simple fidelidad a un principio: que unos pocos hombres le hagan imposible la humanidad a otros.
Con los nombres de Scioli, de Moyano o Gioja devenidos en candidatos “revolucionarios del capitalismo en serio”, conocí el insomnio. Ese insomnio -escribe Fellini- del que se quejan los enfermos, los viejos y los olvidados. Horas maravillosas de la noche robadas al sueño, ese sepulturero aprovechador de claros de luna.
No me dejéis morir sin la esperanza de ser incomprendido, supo escribir Oscar Wilde.
Enterrados vivos, en superficie
26/08/10
Por Alfredo Grande
(APe).- “Lo mas importante. Los títulos”. Este ritual informativo de TN, el noticiero estrella de uno de los sistemas de poder en la Argentina, encierra una demoledora sentencia: ser es ser para los títulos. Si no te han titulado, dejás de ser. La existencia, ese modo de producción histórica del ser, se organiza en titulares. Que además, siendo muchos, no pueden ser demasiados. Porque la función metacomunicativa de un titular es enterrar a todos las demás formas de existencia que podrían ser titulares. Pero no lo serán nunca. El diario, o sea el título, no hablará jamás de ti. “Di como y que titulás y te diré quien eres”- La obsesión por las salideras, título permanente, entierra el interés por las “entraderas”. El análisis de los mecanismos por los cuales al salir se cometen delitos, entierra la circunstancia de que estos delitos ya están planificados mucho antes del entrar y mucho mas antes del salir.
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Ancha y ajena
23/08/10
Por Silvana Melo
(APe).- No hay país que uno conozca donde los niños crezcan pisando suelo tan inseguro. Donde la tierra se les quite a los pies y se venda como en almacén. Donde la letra de las leyes sea apenas una cortina que se recoge un rato para firmar tres papeles y después se vuelve a desplegar, bello ornamento para una verdad que la empuja al galponcito de atrás.
Los wichis acechados por su muerte blanca, los tobas flacos de hueso en sobrepiel, los mapuches solos, de rostro hermético y estoico puestos de a puñaditos en la Patagonia eterna y vacía. A todos se les mueve el suelo en los pies. Y un día el niño tiene que levantar su naranjo y embolsarlo y la niña enrollar su sembradito y echarlo al hombro porque esa tierra ya no es más su tierra. Y habrá que irse de allí a vivir bajo otro cielo. A morir de otras hambres.
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